Capítulo 22: Triste reencuentro

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Hola a todos! 

Antes de nada, quiero agradecerles el apoyo que me estáis dando con esta historia, ya tiene 60k de lecturas  y para mi, es un sueño, mil gracias por dibujarme una sonrisa cada día en esta época tan triste y dura para mi, sois los que hacéis mis momentos malos más buenos, y los que me ayudáis a superar mis baches de ansiedad. 

Por otro lado, deciros que el libro de memes para esta historia está disponible en mi perfil para compartir todas las ''bobadas'' que se os ocurran y así reirnos juntos, recordad que tan solo hay que enviarme el meme a ''albagilcabrera outlook.com'' también me podéis enviar barnnes, dibujos, etc, todo lo que tenga que ver con esta historia y os guste, para mi es una felicidad enorme y me hace saltar de alegría, siempre lo publicaré dándole créditos a quien lo haya mandado y agradeciéndole por mil el aportar su grano de arena en esta pequeña familia que está formándose poco a poco con cada capítulo de Schizo. 

Un abrazo muy fuerte, les quiere, Señorita Dirty. 




Alan

Mis dedos empuñan con fuerza la palanca, llueve sobre nosotros.

Las tormentas truenan entre las tumbas del cementerio, Peter Flich sostiene un paraguas, observándome con lástima, más cuando sus ojos se posan en la tumba de mi padre, no puede evitar mostrar apatía.

Nunca he tenido miedo a ver un cadáver.

Excepto ahora.

Supongo que después de todo, le quiero.

—Se acabó la espera. —Digo al fin, insertando la palanca para hacer fuerza.

—Alan....¿no crees que profanar la tumba de tu progenitor es ir demasiado lejos? —Peter estornuda a mi espalda, sigo haciendo fuerza.

—No existe un demasiado lejos para alguien que no tiene límites.

—Todos tenemos límites, Alan.—Su voz suena seria, y ese destello de inteligencia en Peter me deja desconcertado, sigo haciendo fuerza.—Incluso un asesino sin escrúpulos.

—¿Esa es la imagen que tienes del hijo de la mujer a la que amabas?

—Y amo.—Vuelve a estornudar.—Me duele decirlo, pero sí.

—Me enorgullece que así sea.

—Ay...Alan.—Suspira.

El mármol se desencaja, a lo que lo sostengo con cuidado dejándolo sobre una tumba que hay justo tras mi espalda.

Una nube de polvo sale del lugar, abanico con las manos y aparto las telas de arañas, agarro con fuerza el ataúd y comienzo a tirar.

—¿Necesitas ayuda?

—Si se te ocurra tocar con tus asquerosas manos la tumba de mi padre.—Rujo, apretando la mandíbula mientras uso todas mis fuerzas.

Esto pesa demasiado.

Peter acude a ayudarme, a lo que mi mirada le hace retroceder, finalmente se queda ahí plantado, con su estúpido paraguas.

Se lo arrancaría de las manos y se lo metería por el culo.

—Ese ataúd, no está vacío, Alan.—Le oigo decir nuevo, un gemido escapa de mis labios.

—¡YA LO SÉ IMBÉCIL!—Grito, mientras trato de contener mi respiración, mis manos sobre la madera, mis dedos acariciando la cruz que hay incrustada en ella.

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora