Capítulo 18: Insistencia

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Gardenia

El corazón me late a mil por hora, no sé de qué manera conseguir abrir esta puerta, hay una señora mayor roncando en la planta de arriba, he subido para ver de quien se trata, y no parece en absoluto ser la misma mujer que se muestra en las fotografías, la cual tiene una semejanza con Alan. 

¿Quién será? No parece ser una víctima de ese loco. 

Suspiro.

¿Por qué me gusta tanto un demente como ese? Definitivamente está fatal de la cabeza, y es peligroso, mucho.

Aun así... 

¡Ah! No lo soporto.

Trato de abrir la puerta con una horquilla de mi pelo, pero no funciona, y sé que no lo hará, lo he intentado todo, y es imposible.

—Luna...—Murmuro, apoyando mi frente contra la puerta, dejándome caer de rodillas en el suelo, sé que ella tiene que estar ahí, he registrado toda la casa,  y es lo único que me queda por ver.—No puedo irme sin ti, no puedo dejarte aquí.

Si al menos pudiese oir su voz, saber que está bien, con vida.

—Pues quédate.

Esa voz hace que abra los ojos a punto de que se me salgan de las cuencas, mi corazón se dispara a mil revoluciones mientras jadeo, tratando de ponerme en pie, las piernas me tiemblan.

—¿Por donde has...?

—¿Entrado?—Alan termina la frase, está sentado cómodamente en el sofá, con las piernas abiertas, fumando un cigarro.— Llevo aquí desde antes que llegaras.

—Imposible.—Niego, este loco, solo quiere jugar con mi mente.— Yo registré la casa, y no te vi.

—Tampoco has visto a Luna, y está aquí.—Sonríe, cínico.—¿Puedo hacerte una pregunta? 

Mis puños se aprietan, tengo las manos sudorosas, mi respiración agitándose.

—No estoy para jueguecitos ¿sabes?—Inquiero.

—Este es mi juego, y quien pise mi territorio, está obligado a formar parte de él.— Da una calada, dejando el humo subir hasta el techo.—Siempre quise fumar, nunca me dejaron en el centro.

—Wao, felicidades, ¿ahora puedes devolverme a mi amiga? 

—Claro que sí, y te presto el teléfono para que llames a la policía, es más tengo unas esposas en ese cajón ¿me las pongo yo solo o prefieres ayudarme? —Arquea una ceja, mirándome de forma irritante.

Gimo desesperada.

—Alan.

—Gardenia.—Da otra calada.

—Ella es una buena chica, ha sufrido mucho, no merece esto.

Alan comienza a reírse a carcajadas limpias, su desparpajo me molesta, es tan osado.

—La amnésica jura que su amiga es una buena chica y además, da fe de que ha tenido un pasado muy sufrido ¿ah?— Sonríe con encanto, esquivo su mirada.—¿Siempre te crees todo lo que te cuentan? 

—Ella es buena.

—Claro que sí.— Sigue fumando.— Y yo trabajo para Greenpeace. 

Ruedo los ojos, decido abandonar ese rincón apoyado en la puerta, parezco una rata asustada, camino hacia la cocina, cogiendo un cuchillo, no voy a acercarme a él estando desarmada.

—Ese no está afilado.—Canturrea desde el sofá.

¡Pero si no me ve! ¿Cómo coño...? 

Es tan.... 

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora