Capítulo 23: Adiós, pelirroja.

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Gardenia

-Quiero sangre- Karma se cruza de brazos, los hombres que están a nuestro alrededor inclinan la cabeza, en silencio.-No quiero más excusas, no quiero más disculpas, no quiero más...-Apunta con su pistola a uno de ellos, y dispara sin miramientos.-No quiero más incompetentes trabajando para mi.-Resopla.-Quiero sangre.-Repite.

-Jefe, no es...

-¿Qué acabo de decir?- Tuerce el rostro, trago saliva, agarrando su mano para esconderme tras su espalda, él la aprieta fuerte y mi corazón se dispara.- El índice de mujeres maltratadas y asesinadas por hombres ha descendido vertiginosamente este año gracias a nosotros.-Su tono de voz cambia, prende el ordenador mostrando unos gráficos en el proyector, sus hombres se giran observándolo, a ninguno de ellos les importa la seguridad de las mujeres, solo quieren dinero, mucho dinero, y mantener sus culos sanos y salvos.-Debemos seguir así, nada más que hablar.

-¿Y sobre...?

-¿Los narcos que trafican con menores? - Karma toma asiento, me posiciono a su lado.-Lo diré por última vez, quiero sangre.

-Esas niñas estarán a salvo, jefe.

-Tenéis veinticuatro horas.- Cruza los dedos de sus manos.-Si no, os mataré de uno en uno, e iré al zoológico para contratar a simios en vuestro lugar.-Se miran entre ellos incómodos, trato de disimular una sonrisa.-Seguro lo harían mejor.-Hace un gesto con la mano.-Fuera de mi vista.

Estos se levantan, perdiéndose por la puerta rápidamente, menos uno de ellos, este comparte una mirada incómoda con Karma, el cual le hace un gesto para que se acerque, entregándole un sobre.

-Es todo lo que he podido averiguar sobre el asunto que me encargó, jefe.

Karma abre el sobre, sacando unos documentos, en estos veo un sello, parece de un centro médico, la primera vez que lo miro no siento nada, pero la segunda vez, noto que me resulta familiar.

-Son todas las facturas de los medicamentos que han pedido, también tienes todos los ingresos, altas...

-Está bien.-Asiente, pasando una hoja tras otra, ese sello se repite en mi cabeza, como un patrón, noto que mi mente quiere funcionar y hacerme recordar, pero no logro concentrarme, no logro recordarlo. Veo que las manos de Karma se detienen cuando llega a un informe de alta, me percato del nombre del paciente, luce como ''Alan James'', le reconozco al instante por la fotografía que hay al lado, ¡es él! -Puedes retirarte.-Ordena, a lo que se va y nos quedamos a solas. Sigue detenido en ese informe, observando con detalle, quisiera ver la expresión de su cara, más la máscara lo impide.-Ah...-Suspira, pasando la hoja viendo todas las fotos de Alan, desde su ingreso, año tras año, con la camisa de fuerza puesta.

Me resulta muy triste y más que trágico observar que estuvo en ese lugar desde tan corta edad, a penas siendo un infante, a pasado una vida entera allí encerrado.

Dios mío...

-¿Cómo puede estar tan sonriente en cada fotografía?

Él suelta una risa trágica.

-¿Y por qué no iba a estarlo?

-No creo que alguien pueda ser feliz en un centro como ese.

La imagen de un rostro lleno de cicatrices aparece en mi mente, un dolor atroz sacude mi cabeza.

Karma me observa, camino hacia la silla que está junto a él, sentándome mientras trato de aguantar el dolor.

Tras unos minutos, pasa.

-Bebe un poco de agua.-Habla con gentileza, pasándome un vaso de cristal, acepto y tomo un sorbo.

-Gracias.-Me sonrojo, al ver que me está mirando fijamente.

SCHIZOPRENIA✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora