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[Soledad]

Advertencia: Triste.

Tiempo en el que ocurre: Shingeki No Kiojin.

No. De palabras:  2004.

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El frío que sentía recorrer mi cuerpo era horrible, era como si varias agujas se clavaran en todo mi cuerpo todos mis músculos estaban adoloridos y no entendía el porque.

Todo había empezado desde hace unos tres meses, al principio sólo fueron pequeño dolores y calambres a lo largo de mi cuerpo nada que no pudiera soportar o aliviar con alguna pomada o té pero con el paso del tiempo fue empeorando hasta el punto de impedir continuar con mis actividades o que los dolores fueran en todo el cuerpo obligándome a estar en la cama la gran parte del día.

Suspire al mirar por la venta de mi pequeño "hogar" era un cuarto todos descuidado y reducio, pero bueno también que esperaba viviendo en aquella zona. La ciudad subterránea nunca había sido muy linda y segura. Al igual que ayer estaba en mi cama sentada con una cobija sobre mis piernas pues ahí era donde más fuertes y constantes eran los dolores, cerca de mi cama había un mueblesito ya viejo de madera donde había una taza de té, acerqué mi brazo hasta aquella taza y la tome entre mis manos cuando la quise acercar a mi algo paso. Mi mano comenzó a dolerme muchísimo obligándome a soltar la taza la cual al caerse se rompió en pedazos.

-¿Pero qué? ... auh- dije mientras sobaba mi mano.-¿qué me está pasando?- me pregunte mientras miraba hacia afuera.

[...]

-¿Cuánto tiempo me queda?- pregunte de manera sombría con la miraba agachada fija en mis manos.

-No lo se señorita- me respondió el doctor.

Habían pasado un par de días desde el incidente con la taza, algo preocupaba por mi salud habían ido en busca de un doctor por la ciudad encontrando al fin que quiso venir hasta mi hogar para checarme y aunque esperaba una respuesta alentadora su diagnóstico fue todo lo contrario.

-Usted padece una enfermedad un tanto extraña, el saber cual tos días le quedan será difícil- contestó él doctor mientras guardaba algunas cosas en su maletín.-le recomiendo que en estos días hable co algún familiar, amigo o pareja para que la ayude el tiempo que le queda-.

-Pareja...- susurre.

-Si su salud comenzará a empeorar y cada ves será más dificl que usted pueda valerse por sí misma, quizás y puedan llevarla a la superficie y conseguir algún tratamiento-.

[...]

Ya había pasado algunas semanas desde que el doctor había venido y en efecto mi salud comenzó a decaer a un más, cada ves me costaba más levantarme o moverme. Era como si mis huesos estuvieran pegados.
Tomando en cuenta la recomendación del médico había hablado con una vecina mía, era una señora ya de edad, es muy amablemente y venía a verme hacerme compañía y darme algo de comer su nombre es Anna, en verdad era de gran ayuda para mi pues de ese modo no me sentía tan sola.

Mientras ella estaba preparando algo de comida en la cocina yo estaba en mi cama sentada, entre mis manos tenía un trozo de papel era un dibujo.

Levi Ackerman [One-shots] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora