CAPITULO 5

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YeRi, su hijo y su nana, desayunaban a gusto entre risas por algunas de las travesuras que hacia el pequeño en la mesa de comer. Se levantaron de sus lugares y se fueron a la habitación del pequeño para buscar la mochila del pequeño. Apenas eran las 7:15 de la mañana you niño estaba a tiempo para la escuela.

—Mira, mi amor— le muestra uno de los tantos zapatos que le había comprado la noche anterior. El pequeño sonreía como si hubiera visto el juguete que tanto deseaba tener—. ¿Te gusta, mi amor?— le pregunto contentísima de verlo sonreír.

—¡Si!— exclamo el pequeño lleno de felicidad. Tomo los zapatos y se sentó en el suelo para ponérselos—. Es azul, mami— dijo el sorprendido por el color de us nuevos zapatos—. Gracias, mami— le abrazó.

—De nada, mi amor— le sonrió luego de posar un beso en su frente—. Bueno, vamos, ¿si?— le tomo de la mano, mientras con la otra agarraba su mochila—. Vamos para la escuela.

Salieron de la habitación muy contentos, cuando su nana aparece de nuevo. YeRi le brindo una sonrisa tierna, pero su nana no le correspondió, y cuando eso sucede, ella sabe que algo no anda bien p esta por suceder.

—Mi niña— pronuncio con la voz temblorosa—. Tu abuelo anda buscándote.

El semblante del rostro de su nana era de preocupación.

—Esta bien— asintió.

Los tres bajaron las escaleras hacia la primera planta. Frente a la puerta de la casa, estaba su abuelo esperándola. YeRi se detuvo frente a él con su niño. Observo que estaba bien vestido, así que analizo que había negocio de por medio.

—HaeSoo, lleve al niño a la escuela— le ordeno.

—Iba a llevarlo— le dice YeRi incomoda por la orden que le dio a su nana.

—No, tu no vas a llevarlo— decía negado con su cabeza de lado a lado, observándola demasiado serio, poniendo su postura totalmente recto—. Tú— la señalo— vienes conmigo.

—¿Yo?— cuestiono confundida—. Y yo ¿por que?— pregunto ella quejándose.

—Tengo algo que te compete— le comenta—. Así que, deja de hablar y sube al auto— esta lo observaba algo nervios y molesta a la ves—. ¡Ahora!— exclamo el ordenándole a subir al auto.

*****

—Nana, iré a la empresa— le avisó Donghae.

—De acuerdo, mi niño, pero primero come algo— le pidió—. No te vallas sin comer algo.

Su nana lo observaba tan triste, porque desde que recibió aquella carta, ha estado demasiado extraño. Apenas salía de su habitación y mucho menos se alimentaba bien. Cada día se notaba más y mas agotado, y su nana sabia perfectamente que se debía a eso, pero... ¿Como podría ayudarle?

—De acuerdo, nana— cedió bajando las escaleras—. Pero algo liviano y ligero. No deseo comer cosas fuertes.

—Bueno, al menos es algo— le sonrió—. Ya regreso.

Ella se marcho y el tomo asiento en la mesa de comer.

—DongHae, DongHae...— canturreo su padrastro—. ¿No se supone que estes en la empresa?

—Si vas a molestarme, será mejor que desaparezcas de mi vista. No tengo humor para discutir contigo.

—Perfecto, desaparezco de tu vista ahora, pero en la empresa me tendrás que ver quieras o no— su burlaba de DongHae.

La nana de DongHae trata el desayuno tal cual como DongHae había pedido, ligero.

—Aquí tienes, mi amor— puso el plato frente a él.

Bajo Un Contrato  {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora