CAPÍTULO 24

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Habían pasado seis días desde que Donghae había sido detenido. Desde ese día que lo arrestaron, Ye Ri no ha podido dormir bien. Estaba demasiada preocupada, aun no lo habían dejado libre. Lo visitaba todos los días y permanecía a su lado todo el día, menos cuando el abogado entraba par hablar con él y los oficiales.

—Amor...— dijo Donghae poniéndose de pie al lado de Ye Ri—. Será mejor que vallas a la casa, estas cansada, hace rato que te he estado viendo y te estas durmiendo.

—No quisiera irme sin ti— bajo su mirada con tristeza.

—Lo sé, pero necesito que descanses... Ademas, mañana posiblemente me dejaran libre, no hallaron probabilidad para detenerme... Así que mañana cuando vengas aquí, ya estaré libre.

—Me lo juras?

—No te lo puedo jurar, preciosa...— acaricio el cabello de ella.

—Entonces, como se que mañana te dejaran libre?

—Solo cree en mí.

—Esta bien...

Se iba retirar, pero luego recordó que tenia que decirle algo más.

—Amor... Espero que no te moleste, pero... Le di a las empleadas la semana libre.

—Mmm... No crea que sea conveniente, amor... No quiero que te quedes sola

—No me quedare sola, nana esta conmigo... Bueno en realidad, hoy pasare la noche sola.

—Como así? Me acabas de decir que nana estará contigo en la casa. Por que de repente me dices que pasarás la noche sola?

—Amor... Nana tiene que ira ver a su hermanastra que está enferma... Se ira hoy y mañana vendrá de vuelta.

— Esta bien, pero mañana regresas temprano... Por favor.

—Claro que vender por ti, siempre voy a venir por ti.

******

De Regreso a la casa, Ye Ri iba llorando todo el camino en el taxi. Donghae detenido y sin ver a su hijo la tenían demasiado devastada. Frente a Donghae quería ser fuerte, pero ella sabia claramente que el sabia que ella no estaba bien. El embarazo la tenia mas sensible de lo que es. El auto se detuvo frente a la puerta de su casa, le pago al taxista y luego bajo. Adentrándose en la casa se recordó que estaría sola, extrañaba la voz de su hijo, la de Donghae la de todos. Pero si todos ellos estuvieran allí junto a ella, la verían desesperada llorando. Caminaba por toda la sala a paso lento, pensando en todo, cuando la el timbre de la puerta de su casa sonó. Acordándose de nuevamente que no tenia ningún personal en la casa, fue abrir.

—Ya va— pronuncio girando la cerradura de la puerta—. Cual es la insis...

Se detuvo cuando abrió la puerta.

—Que haces tú aquí?— pregunto con tono molesto.

—Se que no deseas verme la cara, pero necesito decirte algo.

—Que? Que me vas a decir? Más mentiras? Eso es lo que me vas a decir?

—Solo quiero que me escuches.

—Para que? para que me sigas haciendo más daño? Déjame ser feliz de una maldita ves!

—Maldición! Te vengo a pedir perdón!

Ye Ri se quedo callada, solo lo miraba mal.

—Se que te hice daño y me arrepiento por todo! Sé que soy un completo imbécil, lo entiendo!

Bajo Un Contrato  {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora