EL MISTERIO TRAS EL COLGANTE

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Amaneció, y una durmiente Eliza se encontraba en su cama, en cuanto la luz de la mañana le dio en los ojos despertó y se quedó ahí un momento, pensando y haraganeando. De pronto unas imágenes demasiado vividas y horribles se aparecieron en su mente, ella bailando en la barra de un bar, sobre el hombro de Eduardo, en la ducha con Eduardo, desnudándose frente a Eduardo, provocando a Eduardo, Eduardo lanzándola a la cama, besándola, acariciándola, ella respondiéndole casi rogando por más, Eduardo burlándose nuevamente de sus pechos, ella lanzándole un vaso por la cabeza... No, no podía ser. Levantándose precipitadamente de su cama decidió ir a ducharse y despejar su mente para sacar las horribles imágenes de la pesadilla, pero al incorporarse un agudo dolor atacó su cabeza. Cuando por fin llego al baño se vio al espejo y como siempre estaba echa un desastre, sentándose en la taza del baño se quedó quieta por unos segundos pensando en aquella terrible pesadilla que había tenido, hasta que su perdida mirada se fijó en un negro bulto a orillas de la bañera. Se levantó y camino hacia él, cuando lo tomó en sus manos sus ojos se abrieron y pego un grito de muerte no había sido un sueño... en verdad todo sucedió, ahora le venían los recuerdos. Ella se había escapado y por primera vez en su vida se había puesto borracha, y la pesadilla no eran pesadillas si no que se trataba de los recuerdos de todo lo acontecido después de perder la conciencia de sí misma. Se tomó la cara con horror sabiendo todo lo que había hecho con el perro de Eduardo, le dolió como nunca antes le había dolido nada en su vida. El primer beso que ella había tenido con él lo justificaba, Eduardo lo había comenzado y ella fue una víctima, pero ahora, ¿qué haría?, en esta ocasión ella misma había provocado la desastrosa situación. Sebastián, pobre memoria insultada para su Sebastián, ¿Qué haría ahora?, ¿cómo podría remover sus recuerdos?, ¿cómo diablos se suponía que viviera con la culpa de haberle faltado? Caminó otra vez a su cama y se echó nuevamente sobre el colchón... quería recordar a Sebastián para limpiar su conciencia, quería poner las manos y su mente sobre los recuerdos, pero el maldito la llenaba, todo dentro de ella gritaba Eduardo, ahora ya no estaba reviviendo ni un recuerdo de Sebastián, estaba reviviendo los malditos y nefastos recuerdos de la noche anterior, aún podía sentir sus manos deslizándose a través de su propia piel, su boca saboreándola y lamiéndola. Se tomó la cabeza con las manos y decidió salir a tomar un poco de aire para tratar de olvidar, se vistió con lo primero que encontró y se dirigió a la puerta y giró el picaporte, pero este no cedió, lo intentó otra vez pero este seguía sin abrirse, su mirada fue incrédula y comenzó a golpear la puerta con todo lo que tenía, claro... ahora recordaba que el maldito había dicho antes de salir de su habitación la noche anterior que estaría encerrada hasta que Hermes llegara de su viaje, sabía que sería en vano aporrear la puerta, estaba segura que no abriría. Cayó al suelo sentándose sobre sus rodillas viendo la puerta cerrada, y recordó con temor todo el tiempo que estuvo encerrada debido a las órdenes de Clarisa, un escalofrió la recorrió y una lagrima rodó por su rostro, ahora se veía nuevamente encerrada, pero no lo permitiría. De un salto se levantó y comenzó a aporrear la puerta con la intención de que todos se enteraran que al que llamaban patrón era un pedazo de mierda cruel.

- MALDITO JODIDO IDIOTA, HIJO DE PUTA, PERRO LAMEPOLLAS, BRUTO DE MIERDA, PERRO ASQUEROSO, BASTARDO, INFELIZ, ARRASTRADO Y FALDERO PERRO, CULO APESTOSO, PEDAZO DE EXCREMENTO DE VACA, PULPO FRITO. ABRE LA JODIDA PUERTA MALNACIDO Y TAMBIÉN MALPARIDO, HIPÓCRITA, ESTAFADOR, INÚTIL MIERDERO, CARECULO, LAMEBOTAS, ASQUEROSO, ARROGANTE E IMBÉCIL, CARA DE TRASERO DE ABUELA ARRUGADA, BOLSA DE BASURA ANDANTE...

Los improperios de Eliza se podían escuchar por toda la casa, de hecho, se podían escuchar fácilmente desde la planta baja. En ese momento Eduardo se encontraba con Juan, quien sorprendido abrió los ojos inmensurablemente y emocionado sacó un papel y Lápiz, Eduardo extrañado lo observó mientras escribía sin parar, no pudo más con la curiosidad hasta que tuvo que preguntar.

HACIENDA RINALDIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora