Capítulo.- 28

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Calma...

Hay tanta calma abundante en el entorno que nos rodea, una paz que parece imaginaria, un silencio que actúa como si nadie más existiera en este mundo, como si solo fuéramos él y yo, nada más.

El escalofrió que recorrió mi cuerpo y acabo con mi sueño fue bastante estremecedor, además de algo que a decir verdad no esperaba que sucediera la mañana de hoy.

Lluvia, una vez más la lluvia se adueñó de la mañana, de la ciudad, se adueñó de mis pensamientos sumiéndose en una calma que regalaba felicidad, que brindaba la comodidad de estar cómodamente en una cama, acompañada de un hombre que me abraza con fuerza mientras sus labios tibios se deslizaban por toda mi espalda.

Sus manos grandes ahuecan mis pechos pequeños al momento en que sus dientes tiran de la carne de mi cuello de manera lenta, sus labios trabajan en brindarme besos y su lengua en causar estragos tortuosos en todo mi ser.

Lentamente, me levanto un poco apoyándome con ayuda de mis brazos, al verlo no puedo evitar regalarle una pequeña sonrisa, una sonrisa que el correspondió con otra aún más amplia que la mia. Su mano izquierda -que es la más cercana a mí- recorre levemente mi pecho, subiendo por mi cuello hasta llegar a mi rostro, sus dedos tibios se deslizan con suavidad, como si estuviese repasando cada línea de mi rostro, cada centímetro de él.

En entonces que su mano viaja hasta mi nuca, empujándome hasta su rostro, empujándome con suavidad a la perfección.

Sus labios y los míos se unen en un beso lento pero profundo, en un beso donde las caricias en mi rostro no han dejado de resurgir, en donde mis caricias sobre sus pectorales se han hecho presentes de manera lenta, de manera en la que me dedico a explorar cada ejercitada parte de su cuerpo.

La tensión subió a otro nivel, la respiración ha comenzado a fallar en ambos debido al salvajismo de nuestros besos. Ahueca mi rostro con sus dos manos, mientras que nuestros cuerpos caían una vez más en la calidez, en aquella sensación de acaloramiento.

Por mi propia cuenta, vuelvo a cruzar por encima de su cuerpo, colocando cada una de mis piernas a cada costado de él sin siquiera dejar de besarlo. Un gruñido ahogado escapó de sus labios que se separaron de los míos bruscamente, no puedo describir lo que siento ahora, no cuando se ha levantado un poco para poder besar cada uno de mis pechos de manera exigente.

Siento aquella sabana deslizarse por mi espalda una vez estoy completamente sentada sobre su cadera, mi mano se desliza sobre su torso desnudo trazando líneas rectas hasta bajar a su cadera, una sonrisa se posa en sus labios al momento en que bajo más allá de lo pensado, comenzó a jadear cuando mi mano se aferró a trazar caricias sobre su miembro, ahora era él, el torturado, ahora era él quien jadeaba bajo de mí una vez más.

Me acerque a sus labios sin dejar de hacer aquella acción, disfrutaba del contacto de su lengua con la mia, disfrutaba de sentir sus manos aferradas en mi cintura.

Mis dedos trazan la longitud de su miembro, causando una reacción en el hombre que aprieta mis caderas con fuerza, sin embargo no me detengo ni siquiera un poco, me aparto para contemplarlo, me aparto para poder observar al hombre que tiene sus ojos empuñados mientras contenía miles de gemidos.

Un gruñido retumba en su pecho en el momento en que mi mano se mueve, bombeando de arriba hacia abajo con lentitud, gime sin dejar de apretar mi cadera, jadea a cada movimiento que mi mano hace sobre su miembro.

Bajo la mirada por segundos, antes de volver a posarla sobre su rostro, sobre su mandíbula dura que lentamente va aflojando para verlo dejar escapar bocanadas de aire, mi pulgar rosa su punta, fue entonces que sus manos bajaron de golpe hasta aquel colchón, mientras tocaban y empuñaban aquellas sabanas de la cama.

KRYPTONITE |[SG Libro 2]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora