Capítulo.- 26

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Bedford, luce más sola que nuca, aquel enorme vecindario situado en la zona de Brooklyn es uno de los terceros barrios más peligrosos de New York y también uno de los más grandes, una zona conflictiva por ser cuna del crimen desde los años 80.

La mayoría del tiempo luce con personas fuera de sus casas, inclusive con pandillas pintarrajeando las casas de las personas o locales comerciales, pero hoy que la lluvia ha cubierto la ciudad en un manto es extraño no ver a estas personas haciendo sus deberes diarios.

Un auto se estaciona justo frente a uno de los tantos apartamentos, auto que agita sus parabrisas de un lado a otro, el motor de este dejo de ser escuchado por las dos personas que estaban en el interior, las puertas fueron abiertas y una vez fuera del auto fueron cerradas con un poco de molestia.

Ambos caminan con seguridad hacia aquel apartamento, el olor a tabaco se ha esfumado con la lluvia para traer el refrescante aroma de la tierra húmeda. Hace un poco de viento, las hojas de los árboles que hay en la zona son arrancadas con tanta facilidad que el proceso jura repetirse por un buen tiempo en la mayoría de los árboles.

Se aproximan juntos a una puerta de color café, misma puerta que abren gracias a la llave que uno de los hombres deposito en aquel cerrojo, al entrar al apartamento, no habia ruido alguno en aquella zona, todo parecía ser tranquilo, todo parecía que nadie estaba dentro del apartamento.

La calma llego a ellos cuando al pasar los segundos ningún hombre salió por una de las tantas puertas, en silencio y en calma se aproximaron hacia la cocina, misma que habia sido perfectamente ordenada.

Se les ordeno cambiar de ubicación desde hace unos días debido a un pequeño problema, el apartamento no es apto para ellos debido a ser un espacio cerrado y poco acogedor, vecinos molestos, crímenes a todas horas del día en especial por la noche, habladurías de mujeres déspotas e ingenuas y por supuesto, la violencia en menores que no era nada nuevo para ellos.

El chico de ojos verdes se deja caer en una silla de aquella cocina, su mano se ha dirigido a su frente tocando aquella zona afectada por la piedra que su hermana le lanzo el día de ayer, ha estado molesto consigo mismo y todo por no haber podido con ella, se ha decepcionado hasta de lo más mínimo, su hermana pudo conseguir vivir y todo por la ayuda de una piedra que ella arrojo hacia su hermano.

Bastián, quien tenía el mismo golpe pero con diferente objeto se encontraba abriendo la nevera buscando algo que comer, desaparecieron toda la noche y solo por no querer enfrentarse a los reproches de Banner, todo por no querer sentirse humillados por aquel hombre.

De la nevera, lo único que pudo encontrar fue el frasco de crema de maní de marca JIF, misma que fue abierta por las manos de aquel hombre mientras ahora se dirigía a buscar pan tostado o galletas.

Tras tener éxito, comenzó a prepararse emparedados improvisados, estaba tan disgustado que no le importaba en lo absoluto que ahora Dylan lo mirase con molestia, misma que hasta ahora a Bastián le habia importado una mierda.

─Era solo ella, Bastián... solo ella.

─ ¿Fue acaso toda mi culpa? La estabas golpeando Collins, la hubieses matado como matan a los malditos cerdos.

─Si no la hubieras soltado

─Dylan, el imbécil de Banner me pide que cuide de ti imbécil, cualquier maldito movimiento que hagan contra ti yo tengo que impedirlo, créeme si pudiera hacer las cosas por mi puto lado lo haría, pero oh sorpresa, tengo que cuidar de un mocoso de mierda que no pudo con su hermana.

─...

─Al menos yo hice algo, descubrí la localización de los Hamilton, cause que Narian tuviese un enfrentamiento conmigo y claro, por poco lo mato, hice que Joe y tu hermanita temieran de mi por saber la verdadera localización de esa pareja y ve ahora, casi, casi logramos matar a Lily.

KRYPTONITE |[SG Libro 2]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora