Disaster ➢ Hice esto para ti

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Pt. 39
Continuación de:
La cama está fría sin ti (Pt. 27)



En serio, Taeyong no podría estar más orgulloso de lo lejos que Yuta había llegado, de ser una amenaza para la humanidad en la cocina.

...

Taeyong estaba completamente satisfecho y no podía estar más orgulloso.

Había tomado a Yuta como estudiante privado principalmente porque quería salir con él, pero no solamente habían tonteado. En realidad, cocinaron algunas veces. Y aunque en su mayoría el universo parecía estar en contra de él, a Yuta le estaba yendo muy, muy bien.

Ahora no tenía problemas con el condimento y el tiempo, si cocinaba en una estufa con la que estaba familiarizado. Incluso logró hacer una galleta sin quemar las galletas, ni a sí mismo.

Claro, Taeyong todavía no se atrevía a dejarlo solo en la cocina, pero eso era porque se preocupaba, y no porque Yuta fuera incapaz de hacer algo por su cuenta. Yuta no parecía querer hacerlo por su cuenta. Le gustaba cocinar con Taeyong, pero otro modo, se lo dejaba a él. No es que a Taeyong le importara.

Pero cuando entró en su departamento, se sorprendió de que oliera a ese plato de fideos que hicieron en el curso, cuando Yuta hizo estallar su sartén.

—¿Bebé? —Taeyong llamó mientras se quitaba los zapatos. Le había dado las llave de su apartamento a Yuta hace unas semanas, pero este nunca la había usado.

Pero cuando salió de la cocina con una gran sonrisa en su rostro, Taeyong se calmó. Había una primera vez para todo.

—¡Hola! —Nakamoto casi saltó a donde Taeyong estaba parado en la puerta, dándole un suave beso en los labios—. ¡Te hice la cena! —exclamó felizmente, y Taeyong no pudo evitar escanear sobre su cuerpo, buscando heridas.

—¿Y estás bien? —preguntó suavemente, colocando sus manos en las caderas de Yuta, quien llevaba una sudadera con su delantal puesto, sus pies cubiertos por calcetines emitían un suave golpeteo mientras caminaba. Taeyong admitió que le gustaba mucho la imagen.

—Sí. Y la cocina también lo es —Yuta se inclinó para otro beso rápido, antes de volver corriendo a la cocina, para que los fideos no se quemaran.

Taeyong sonrió para sí mismo mientras se quitaba el abrigo y los zapatos, para seguir a su amante a la cocina. Se detuvo en la puerta y sólo observó a Yuta en silencio. Podía acostumbrarse a volver a casa con esto.

Yuta tomó un tenedor y, usándolo, levantó un bocado de pasta a los labios de Taeyong. Aceptó el bocado, agradecido.

Sus ojos se agrandaron mientras masticaba.

Yuta lo observaba atentamente, esperando su reacción, aparentemente nervioso.

—Amor, esto es asombroso —dijo Taeyong, cubriéndose la boca. El sabor era casi idéntico al de su gusto, excepto que carecía de sal. Pero no iba a arruinar el momento mencionando eso.

—¿De verdad? —la sonrisa de Yuta se ensanchó y sus ojos brillaron. Taeyong tragó antes de caminar hacia él, abrazándolo.

—De verdad —besó su boca suavemente—. Sabe a amor —murmuró, sólo para ser callado por un beso, en el que Yuta se rio. Taeyong podía intentar ser tan suave como él, pero siempre resultaba ser cursi. Yuta le sonrió cuando él se apartó.

—Claro que sí. Lo hice para ti —dijo, antes de darle otro beso, mucho más largo esta vez.

El sabor persistente de la pasta y el toque de Yuta era ahora la combinación favorita de Taeyong.

100 ways to say 'I Love You' » Traducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora