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¿Esto está bien?

Pt. 42

Al principio, Yuta no estaba seguro de esta relación. Un año después, se da cuenta de que no tiene ningún arrepentimiento.

...

Yuta se regodeó en el calor de Taeyong, apoyándose en su abrazo con una sonrisa de satisfacción en su rostro. Sintió que el brazo de Taeyong se apretaba a su alrededor, y sus labios sobre su cabeza.

—¿Esto está bien? —preguntó suavemente, acariciando el brazo de Yuta suavemente con su pulgar.

—Sí, perfectamente —sonrió y cerró los ojos. Todavía podía recordar cómo Taeyong estaba en contra del contacto físico al principio, entonces, que finalmente pudieran abrazarse, era algo que Yuta apreciaba mucho.

Taeyong siempre daba un paso atrás cuando alguien se acercaba a él con la intención de darle un abrazo o algo así. No era tan obvio el ser grosero, pero fue suficiente para transmitir el mensaje. Era cercano en cierto modo, pero por otro, muy distante.

A Yuta le resultó muy difícil asegurarse de no tocar a Taeyong al principio. Era una persona delicadamente sensible por naturaleza, y abrazaría a cualquiera sin pensarlo, pero con él no podía hacer eso. Necesitaba estar atento a sus movimientos todo el tiempo, y eso lo agotaba. Si no fuera por que aparentemente le gustaba Taeyong como persona, simplemente habría comenzado a evitarlo, para no tener que molestarse con esto.

Y luego Taeyong se le confesó. Yuta no estaba seguro de nada. Realmente le gustaba, era agradable, y Yuta pudo haber tenido o no un enamoramiento con él, pero honestamente, no pensó que funcionaría. Quería respetar su espacio y estaba bien quedar como amigos, pero quería poder acurrucarse con su novio, tomarse de las manos, abrazarse, tal vez incluso tener relaciones sexuales cuando estén listos.

Pero, sinceramente, ni siquiera podía imaginar a Taeyong haciendo eso.

Y él le dijo esto. Amaba y respetaba a Taeyong mucho como para mantenerlo en la oscuridad con un rechazo sin una razón normal.

Sabía que desperdiciaba su única oportunidad de estar junto a él, pero sabía que esto sería lo mejor para ambos.

Al menos eso creía.

Pero en el siguiente segundo, Taeyong se acercó a él, echó los brazos alrededor de la cintura de Yuta y lo jaló contra su cuerpo, así que no había ni una pulgada entre ellos.

—No sé si pueda darte todo lo que necesitas en este momento, pero haré lo mejor que pueda. Sólo dame la oportunidad de probar —susurró al oído de Yuta con esa voz ronca que Yuta amaba tanto. Ni siquiera se dio cuenta de que había asentido a esto, antes de que ya estuviera abrazando fuertemente los hombros de Taeyong.

Ahora, casi un año después, Yuta estaba más que contento con todo lo que tenían, y para su felicidad, Taeyong también.