Pt. 8
Precuela de:
Puedes tener la mitad (Pt. 2)Taeyong amaba el mar. Una vez, había llegado aquí con sus padres y su hermana cuando él tenía ocho. Han pasado tres años desde entonces, pero el escenario no cambió ni un poco.
El mar limpiaba la costa, con olas perezozas, mientras que el Sol brillaba sobre ella. La leve brisa acariciaba su rostro, trayéndole la esencia del mar consigo. Era perfecto. Parecía perfecto. Excepto que, Taeyong estaba solo.
...
Taeyong no sabía cómo había llegado hasta aquí. No podía recordar nada de lo sucedido desde su huída.
En un momento, estaba completamente normal. Estaba en paz, todos se amaban mutuamente. Luego, lo siguiente fue que todos estaban gritando, y entonces todo se fue al carajo. De repente, todo cambió. Taeyong podía recordar cuán hambriento estaba y cómo no se atrevía a dormir.
Y entonces, de pronto estaba aquí. Al lado del mar.
Taeyong amaba el mar. Una vez, había llegado aquí con sus padres y su hermana cuando él tenía ocho. Han pasado tres años desde entonces, pero el escenario no cambió ni un poco.
El mar limpiaba la costa con mareas perezosas y el Sol brillaba sobre ella. La leve brisa acarició su rostro, trayéndole la esencia del mar consigo. Era perfecto. Parecía perfecto. Excepto que, Taeyong estaba solo.
Necesitaba hallar algo. Necesitaba encontrar un lugar para pasar la noche y algo para comer.
Taeyong era astuto para su edad, estaba seguro de que podía llegar a una solución para su problema. Al menos en un asunto temporal.
Había una tienda de mariscos a un lado del mar, no debía ser difícil conseguirse un pescado para cocinar. Sabía cómo crear fuego, lo había leído una vez en un libro. Luego podía ir a dormir entre las casas. Si escogía el lugar adecuado, tal vez incluso pueda conseguirse un techo o algo para cubrir su cabeza.
Se giró para comenzar a buscar un lugar. Tenía mucho que hacer, después de todo.
Pero no pudo dar ni un paso, pues se puso rígido luego de girarse.
El chico tenía la misma altura que él. Su cabello era negro y le llegaba hasta el mentón, sus grandes y marrones ojos miraban a Taeyong como si estuvieran viendo a un fantasma. Sus suaves, casi femeninas facciones le daban un aspecto de hada, aún en sus prendas sucias y rasgadas.
—¿Quién eres? —Taeyong preguntó, intentando sonar rudo. Pero no le quedó para nada.
El chico no respondió.
Taeyong intentó de nuevo.
—Te pregunté, ¿quién eres? —levantó un poco la voz.
El chico jugó con el borde de su playera y miró tímidamente al suelo, antes de ver a Taeyong.
—No toques el pescado —lo murmuró. Sonaba como uno de los alumnos de Taeyong, allá en casa, cuando intentaban decir un poema que no aprendieron—. Shu-shu, no perteneces aquí, jodido extranjero —dijo, probablemente sin entender ni una sola palabra de ello.
Si su acento no era prueba suficiente, la última oración hizo que Taeyong se diera cuenta de que el chico no era coreano.
—Quién. Eres. Tú —Taeyong comenzó otra vez. Dijo las palabras con lentitud y en voz alta, esperando que el chico lo entendiera de esa manera. Pero sólo lo miró, con su linda cabeza ladeada.
Esta bien, intenta de nuevo.
—Soy Taeyong. Tae-yong —dijo, apuntándose a sí mismo. Luego apuntó al chico—. ¿Y tú?
Aquello pareció atravesar la mente del joven.
—¡Yuta! —apuntó a sí mismo con una gran y feliz sonrisa—. Ore wa Yuta desu! —diji. Ahora Taeyong era el que lo miraba, confundido.
Pero al final, sólo sacudió la cabeza y dio un paso hacia el chico.
—Bien, Yuta —dijo—. ¿Dónde están tus padres? —preguntó. Podía estar solo allí, pero eso no necesariamente significaba que el chico también lo estaba.
Pero Yuta sólo lo miraba, con feliz inocencia en sus ojos, y una linda sonrisa en sus labios. Estaba sucio, delgado, como si no hubiera comido en un largo tiempo.
Taeyong suspiró.
—No importa. ¿Quieres venir conmigo? —preguntó, causando que Yuta girara la cabeza a un lado de nueva cuenta. Cierto—. Tú. Yo. ¿Nos vamos? —hizo la pregunta, primero señalando a Yuta, luego a sí mismo, y entonces, simuló movimientos de caminata con sus dedos índice y medio.
El chico sonrió otra vez. Taeyong no pudo evitar suspirar de nuevo. Probablemente podía insultar al chico y este sonreiría.
—¿Puedo sostener tu mano? —Taeyong cuestionó, alcanzando su mano. Si perdía a Yuta ahora, puede que el chico muera pronto.
Para su sorpresa, Yuta tomó su mano de inmediato, sin vacilar.
—Vamos. Encontraremos comida y un lugar para quedarnos —dijo y jaló al chico con él.
Tenían tiempo para solucionar el problema de comunicación. La comida es primero.
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100 ways to say 'I Love You' » Traducción
FanfictionRecopilación de drabbles YuTae de la autora RinRin2442. (TRADUCCIÓN FINALIZADA) » Título en español: 100 maneras de decir 'Te Amo' » Autora: RinRin2442 » Idioma original: inglés » Traducción al español: squishyutae » La serie completa en inglés se...