Desafortunado

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Pt. 37



Yuta fue probablemente la persona más desafortunada que jamás haya vivido en la Tierra, pero eso no le impidió enamorarse de Taeyong.

...

Yuta sabía que era un fracaso. Era torpe, un cabeza hueca, tenía la peor suerte y perdería la cabeza si no estaba unida a su cuerpo. Era capaz de tropezar por el aire, se había avergonzado a sí mismo y a sus amigos más veces de las que podía contar.

Pero incluso con todo esto en su plato, de alguna manera logró mantenerse positivo. Era optimista por naturaleza. Y esa era la única razón por la que todavía tenía esperanza. Bueno, esto y porque había estado en la misma clase con su enamorado de casi dos meses, y todavía no se había avergonzado delante de Taeyong.

Yuta y su familia se mudaron a Corea del Sur justo antes de que comenzara la escuela secundaria y, durante el primer año, sólo pudo ver al hermoso chico desde lejos. Johnny a menudo decía que probablemente era lo mejor, porque al menos, Taeyong no sabía el chiste que era Yuta en realidad.

Pero cuando comenzó su segundo año, Yuta se reunió con Taeyong, y estaría mintiendo si dijera que no lo había asustado de por vida. Después de unas semanas, sus nervios se relajaron. No tropezó con nada, no se cubrió en su almuerzo e incluso logró hablar con Taeyong sin estropear la gramática.

Lo estaba haciendo muy bien, muchas gracias.

Al menos lo estaba haciendo bien hasta ahora. Pero al pararse en medio del aula, cubierto de kimchi, justo en frente de Taeyong, necesitó cuestionar aquello.

Fue un accidente, lo sabía. La niña tropezó con una bolsa, lo que hizo que su plato volara y aterrizara en la cabeza de Yuta. Naturalmente. Tenía que ser la de Yuta, quien estaba parado justo frente a Taeyong, devolviéndole su cuaderno que había tomado prestado. Le tomó dos semanas reunir el coraje para preguntarle, y ahora aquí estaba...

Yuta sintió que le ardían los ojos por las lágrimas que amenazaban con derramarse.

—¡Oh, Dios mío, lo siento mucho! ¡No quise hacerlo! ¿Estás bien? —la chica corrió a su lado e intentó tocarlo, pero Yuta se apartó. Sólo podía escuchar a sus compañeros de clase riéndose. Ni siquiera se atrevió a mirar a Taeyong.

Él le dio a la niña una sonrisa triste.

—Está bien, no te preocupes —dijo, antes de darse la vuelta y salir corriendo. Ya se reían, así que no quería que lo vieran llorar.

Irrumpió en el baño, agradeciendo en silencio a todo lo sagrado, que estaba vacío. Sintió que las lágrimas le bañaban la cara, lavando la comida. Apoyó la cabeza en el fregadero y abrió el grifo. Cerró los ojos, dejando que las lágrimas y la comida fueran arrastradas por el agua. Tal vez incluso podría asfixiarse con eso... Porque aunque pudiese aclararse el cabello y la cara, su ropa aún olía, y la clase lo recordaría. Taeyong igual lo recordaría.

Yuta oyó que se abría la puerta, pero no salió del agua hasta que sintió una mano en su espalda. Levantó la mano para quitarse las gotas de agua de los ojos. Se arrepintió al instante, cuando vio quién estaba de pie junto a él.

—¿Estás bien? —la voz de Taeyong fue suave cuando preguntó esto con una sonrisa amable en sus labios. Yuta no supo qué decir por un momento.

—Uhm... Sí... —dijo, alejándose, para no tener que mirar a Taeyong.

—Te traje esta camisa, de mis cosas de Educación Física. Está limpia y todo, así no necesitas estar con ropa que huela a kimchi —se rio suavemente y Yuta no pudo evitar sonrojarse. Genial, Taeyong vino a burlarse de él...

—Gracias... —murmuró, alcanzando la ropa que Taeyong le tendió para que se la llevara.

—Le dije al profesor que no puedes venir a clase, así que tómate tu tiempo, ¿de acuerdo? —dijo Taeyong, acariciando la espalda de Yuta suavemente, haciendo que este lo mirara por un segundo.

—Uhm... gracias —murmuró, abrazando la ropa contra su pecho. Taeyong le devolvió la sonrisa, antes de que él extendiera la mano y limpiara las lágrimas, o tal vez un poco de salsa de la cara de Yuta.

—Está bien, pero deberías dejar de llorar. Me gusta más tu risa —dijo, antes de darse la vuelta para salir del baño.

Yuta se quedó allí parado por un momento, atónito antes de mirar la ropa en sus manos.

Y al momento siguiente, se abofeteó para asegurarse de que no estaba soñando.

100 ways to say 'I Love You' » Traducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora