¿Quieres venir también?

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Pt. 76

Yuta estaba seguro de que Okaa-san le estaba mintiendo cuando dijo que este era un lugar agradable. Él sabe que nadie quiere jugar con él.

¿O tal vez habría alguien?

...

Yuta estaba asustado.

Okaa-san lo dejó en este edificio extranjero y se lo entregó a la bella dama, que ahora lo empujaba hacia una habitación desde donde salían muchos ruidos fuertes.

Yuta sintió lágrimas en sus ojos. Quería irse a casa. No quería saber qué había dentro. Era algo nuevo y aterrador, y él simplemente no se sentía listo para eso.

Comenzó a tirar hacia atrás cuando la bella dama colocó su mano en la manija de la puerta. Ella lo miró y le sonrió.

—Vamos, los otros no pueden esperar para conocerte —dijo.

Bueno, Yuta no quería conocer a los demás.

Así que sólo miró a la mujer, que se apartó de él para abrir la puerta. Los ruidos se hicieron más fuertes.

Había otros niños corriendo por la habitación, algunos con juguetes en sus manos, otros simplemente persiguiéndose unos a otros. Se veían felices. Yuta no lo estaba. Todos eran extraños.

—Niños, reúnanse a mi alrededor —dijo la bella dama, haciendo que los niños la miraran. Luego, en unos segundos, todos estaban sentados alrededor de sus piernas. Yuta se acercó a ella, tratando desesperadamente de desaparecer detrás de ella o hacer que el suelo lo tragara.

Pero la mujer simplemente no lo dejaba, tirando de él frente a ella y colocando una mano sobre sus hombros para asegurarse de que no se fuera.

—Chicos, éste es Nakamoto Yuta. De ahora en adelante estará en esta clase, jugando con ustedes. Sean amables con él, ¿de acuerdo? —dijo, acariciando suavemente los hombros de Yuta, quien miró al pequeño ejército de niños frente a él, antes de apartar rápidamente la cabeza.

Nadie querrá ser su amigo. Ni siquiera hablaba el idioma correctamente...

Entonces, un niño se levantó y se acercó a él.

—¿Cuantos años tienes? —preguntó, inclinando la cabeza hacia un lado. Estaba a la misma altura que Yuta, su cabello estaba desordenado.

El aliento de Yuta se enganchó. ¿Cómo se decía? Uno... dos... tres...

—Cuatro —respondió finalmente, después de haber contado con sus dedos.

El chico asintió suavemente.

—Bien, yo también. Soy Taeyong —dijo, dándole a Yuta una sonrisa.

—¡Taeyong, vamos! Volvamos a jugar —gritó uno de los chicos a Taeyong, quien se volvió hacia ellos.

—Está bien —luego miró a Yuta—. ¿Quieres venir también? —y extendió su mano para que Yuta la tomara.

Una gran sonrisa estalló en el rostro de Yuta mientras agarraba la mano ofrecida.

—¡Sí!

¡Entonces realmente había alguien que quería ser su amigo!

100 ways to say 'I Love You' » Traducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora