49: Voluntad

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Dedicado a BoulevardGirl05 porque no sé cómo se leyó prácticamente todas mis historias en tiempo récord. Jajaja gracias por todo el cariño y todos los comentarios precios. Que lo disfrutes♥

Los brazos de Andrés se apoyaron en la cama y formaron una deleitante prisión a mi alrededor, mientras sus labios exploraban todavía más mi boca y su calor encima de mí se convertía en unas de las sensaciones más placenteras que en mi vida había e...

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Los brazos de Andrés se apoyaron en la cama y formaron una deleitante prisión a mi alrededor, mientras sus labios exploraban todavía más mi boca y su calor encima de mí se convertía en unas de las sensaciones más placenteras que en mi vida había experimentado.

Mis dedos se enredaron en su cabello liso y mis dientes mordieron con suavidad su labio inferior, otorgándole sin palabras la autorización de que podíamos subirle un mínimo nivel de intensidad a nuestro asunto. Una de sus manos bajó hasta acariciar mi cuello, y no perdió tiempo para recorrer con suavidad —pero con la seguridad necesaria— mis muslos descubiertos.

Apoyó su frente en la mía y detuvo nuestro beso. No despegó su mirada de la mía, mientras sus manos aterrizaron en mis caderas. Con calma y delicadeza fue subiendo la franela negra, descubriendo mi vientre, luego mi ombligo, mis costillas...

Yo no era el tipo de chica insegura sobre su cuerpo. De hecho, durante mi primera vez, me quité la ropa sin ningún tipo de vergüenza, sin importarme la opinión de Franco. Sin embargo, en esta ocasión no pude evitar recordar a Ximena, la ex de Andrés, cuyas curvas eran más pronunciadas, y sus atributos pechísticos eran considerablemente más grandes que los míos. ¿Y si a él no le gustaban mis proporciones?

Todo mi cuerpo ardía ante el deseo pero también el miedo. Ni siquiera sabía porqué tenía miedo, ¿o era vergüenza? Quizá solo timidez.

Lo ayudé a quitarme la franela y de inmediato cubrí mis pechos, sin saber porqué. Cerré los ojos y tragué con fuerza, sintiéndome tonta por actuar de esta manera frente a él. Mi respiración estaba acelerada, y mi temperatura por los cielos.

Solo abrí los ojos cuando sentí una de sus manos buscar la mía con sutileza para que evitara cubrir mi cuerpo.

—No tienes nada que ocultar. Todo en ti es hermoso.

Andrés me sonrió, llenándome de confianza. Dejé las manos a mis costados, y me concentré en el nuevo beso que estábamos iniciando, en cómo mi piel se ponía de gallina con el contacto de nuestros cuerpos casi desnudos.

Sus labios rodaron hasta mi cuello, y tuve que inhalar hondo cuando descendió hasta el área de mis pechos, apropiándose con determinación pero dulzura, casi como si tuviera miedo de hacerme el más mínimo daño. Mi corazón latía tan fuerte y rápido, que estaba segura de que él era capaz de escucharlo, o de sentirlo retumbar en mi caja torácica.

A pesar de que estábamos descubriendo una faceta nueva en nuestra relación de amistad difusa, había algo en este encuentro íntimo que se sentía natural. Como si nuestros labios encajaran de manera excelsa y sublime, como si su calor complementara al mío de forma idónea, como si mi piel y la suya estuvieran destinadas a encontrarse y deleitarse con el contacto.

Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora