47: Insuperable

17.5K 2.8K 595
                                    

Dedicado a Wristofink. Si no la conocen, deberían seguirla. Su trabajo es hermoso.

Todo había sucedido demasiado rápido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo había sucedido demasiado rápido.

Darme cuenta de que Andrés quería dormir conmigo —en la misma cama—, me hizo sentir bastante extraña. Sí, nos habíamos besado de manera intensa en su habitación unos días antes y probablemente habríamos hecho alguna que otra cosa íntima si no nos hubieran interrumpido, pero el momento lo ameritaba.

Ya había pasado casi una semana de aquello, y mis hormonas se habían enfriado. La Belén racional había regresado.

Aunque mi lado libidinoso se moría de ganas por decirle que sí a la habitación matrimonial —ese era otro debate que no tendría conmigo misma, al menos no en ese momento—.

Cuando ambos llegamos a la habitación nos quedamos en un silencio desagradable. En mi defensa, la mayoría de mis pensamientos continuaban destinados hacia mi discusión con Aslan.

Ya había ideado algunas maneras de disculparme con mi papá y enmendarlo todo, solo tenía que andar un paso a la vez:

Primero, aplacaría mis hormonas enloquecidas ante el hecho de que Andrés y yo dormiríamos en la misma habitación.

Segundo, vería a mi abuelo y le haría todas las preguntas que por tanto tiempo venían carcomiéndome.

Tercero, procesaría la información para poder enfrentar a mi familia.

Cuarto, volvería a Buenos Aires y me disculparía con Aslan.

Quinto y más difícil, le pediría a mamá su propia versión de los hechos que me confesara mi abuelo.

Me senté en la cama tras un suspiro, y empecé a sacar mi pequeño equipaje. Dado que el plan original era pernoctar en el terminal, no había traído pijamas. Asumí que tendría que dormir con las mismas prendas con las que había llegado, o esperaría a que Andrés se durmiera para poder quitármelas.

Me sonrojé ante la posibilidad de que él pudiera verme en ropa interior esa noche.

Intenté calmar mi imaginación y pensar en otra cosa, pese a que mi inconsciente me hacía mirarlo cada tanto tiempo como si no pudiera controlarme.

—Ya regreso —murmuró, levantándose de forma vertiginosa de su cama y llevándose el celular a su pecho. Salió de la habitación como si su vida dependiera de ello.

Me quedé sentada y confundida, pero supuse que me explicaría después.

Aproveché la ausencia de Andrés para lavarme la cara y cepillarme los dientes. Cuando regresó —más pronto de lo esperado—, lo encontré sentado una vez más en su cama, con su rostro palidecido.

—¿Andrés?

Parpadeó varias veces antes de resumirme su conversación telefónica:

—Tu papá me llamó. Fue a buscarte a casa de Arantxa y no te encontró, así que dedujo que estabas conmigo. Por supuesto que cuando le preguntó a mi mamá, ella le respondió que yo me había venido a Rosario, así que ató los cabos. Me sorprendió que no manifestara sus ganas de castrarme. Saldrá mañana a primera hora para Rosario, dijo que si vas a ver a tu abuelo, él desea estar presente.

Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora