Dedicado a todas las personas que han perdido a alguien en algún momento.
Es curioso cómo funcionamos las personas.
Sabemos que eventualmente moriremos. Somos conscientes de que nuestros seres queridos nos dejarán en algún momento, de que se irán de este mundo o de nuestra rutina.
Mi abuelo se había apartado de mí y aunque él estaba físicamente con vida, para mí estaba muerto. Ximena, también se había ido. Y ahora era mi nonna quien partía, no solo de mi vida sino de la de todos.
Aun cuando sabemos que los demás pueden dejarnos, seguimos creyendo que tendremos nuevas oportunidades, nuevos chances de dar un poquito más de nosotros. No siempre decimos lo que queremos decir creyendo que mañana seremos más valientes. No siempre hacemos lo que queremos hacer, porque conservamos la esperanza de que más adelante, podremos volver a intentarlo.
Guardamos la ilusión de un mañana, aun cuando no sabemos si tendremos alguno.
No somos lo suficientemente agradecidos porque «habrá un mañana». No siempre somos muy humildes porque «habrá un mañana». Cometemos los mismos errores porque «habrá un mañana». Y sí, quizá nosotros tendremos un mañana. Pero ¿y si la otra persona no lo tiene?
¿Haríamos algo distinto?
Mi corazón se batía acelerado mientras corría como un demente por aquel hospital. Pude haber esperado el elevador, pero preferí subir las escaleras, quizás así podría drenar un poco la ansiedad y la preocupación que me aquejaban. Pero no lo logré. Mientras más cerca me encontraba del piso en el que estaba mi nonna, peor me sentía.
Jadeante y con un dolor en los pulmones por la actividad física, llegué al pasillo de habitaciones donde se suponía que tenían a mi nonna. Encontré a mi papá recostado de la pared junto a una puerta. Estaba con los brazos cruzados y la vista puesta en el suelo. Sintió el peso de mi mirada y sus ojos se encontraron conmigo. Yo permanecía petrificado, con miedo a dar algún nuevo paso.
Él caminó en mi dirección y detallé sus ojos enrojecidos, las ojeras oscuras, y el cansancio en su expresión, como si no hubiera dormido toda la noche. Probablemente él había estado con mi mamá y mi nonna, ayudándolas en todo, mientras yo...
Todo había sido mi culpa. Fui yo quien le sugirió a Belén ir a otra ciudad. Fui yo quien la hizo llamar a su abuelo. Fui yo quien le sugirió viajar este fin de semana. Fui yo quien se apartó de sus responsabilidades. Yo había abandonado a las personas que se suponía que tenía que cuidar.
Si Dante no hubiera estado en la ciudad, posiblemente mi mamá habría tenido que hacerlo todo sola porque tenía a un hijo desconsiderado. No había otra explicación.
Cuando mi papá estuvo frente a mí, situó su mano en mi hombro. Su expresión era de preocupación, y por un segundo, me sentí aliviado de que estuviera con nosotros.
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Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)
Teen FictionBelén hará todo por saber quién es su padre biológico mientras intenta recuperar su relación con Andrés, su vecino y amigo de la infancia. *** Tras la profunda curiosidad sobre el paradero de su padre biológico, Belén comienza a indagar más acerca d...