59: Discúlpame

17.1K 2.6K 333
                                    

Dedicado a AlexHcc por todo el apoyo♥

No hablé mucho más con Andrés una vez que lo dejé con su abuelo, y a decir verdad, después de lo que yo había dicho frente a sus amigos, no quise acercarme más a él hasta no estar segura de que su molestia se hubiera disipado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No hablé mucho más con Andrés una vez que lo dejé con su abuelo, y a decir verdad, después de lo que yo había dicho frente a sus amigos, no quise acercarme más a él hasta no estar segura de que su molestia se hubiera disipado.

Cuando terminó el velorio, la señora Pía nos comentó que prefería que solo su familia asistiera al entierro, y todos la entendimos.

Me pregunté si mi abuelo habría tenido un velorio como aquel, y de ser así ¿quién lo habría enterrado? Esas preguntas no alcancé a hacérselas a Cecilia. ¿A mi abuelo le habría gustado despedirse personalmente de mamá? Un pedacito de mi corazón se rompió al imaginar que quizás nadie estuvo con él en sus últimos momentos para darle calor, que nadie se interesó por organizarle un velorio donde fuera recordado, que a lo mejor no tendría ni lápida o flores sobre el sitio en que estaba descansando.

Nunca llegué a conocerlo a profundidad, pero quería creer que él se merecía más que eso.

Andrés se despidió de mí solo con un abrazo y sin pronunciar palabra. ¿De verdad continuaba molesto por lo que había dicho sobre Ximena? ¿Su conversación con su abuelo le había afectado mucho? Moría por preguntárselo, por llevarlo a un lugar aparte para que pudiera desahogarse conmigo. Sin embargo, por primera vez en semanas él no parecía querer hacerlo.

Intenté comprenderlo, pero no por ello me dolía menos.

—¿Vamos a casa? —preguntó papá cuando estuvimos todos juntos.

—No —contestó mamá—. Belén y yo caminaremos un rato.

Sonó autoritaria, esta vez no me estaba pidiendo que por favor la escuchara. A ella se le había agotado la paciencia, así que tendríamos la conversación sí o sí. Mordí mi labio inferior, sabiendo que era el momento.

Aslan nos miró dudoso, como si no supiera qué decir para evitar meter la pata.

—Suerte. —Me dio un beso en la frente y a mamá un casto beso en los labios antes de irse con Augusto al coche.

Ella y yo nos quedamos en silencio, observando cómo los demás salían de la funeraria, ajenos a que justo ahora ella y yo estábamos por tener quizá la conversación más importante de nuestras vidas.

Me hizo una seña para que la siguiera y empezamos a caminar hasta que alcanzamos una bonita plaza. Nos sentamos, aún sin pronunciar palabra, y nos quedamos mirando a varias personas jugando con sus perros.

—Hace tiempo Aslan me advirtió que algo como esto podía pasar, ¿sabías? —empezó, abrazándose a sí misma—. Cuando comenzaste a hacerme preguntas y yo las desviaba con cada vez más frecuencia, Aslan me dijo que lo estaba haciendo mal, que debía ser honesta contigo. Pero para mí eras solo una chiquilla y no quería que crecieras con una mala percepción de tu familia. No quería que nada malo te tocara. Quería que vivieras feliz.

Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora