Capítulo 39

7.1K 639 73
                                    

Después de nuestra reconciliación en aquel sillón de la pequeña habitación, quedamos llenos de aceite de grosella en todo el cuerpo y muy satisfechos.

Aunque ninguno de los dos queríamos salir de ahí, por obvias razones, Titan entendió que yo no había avisado a mi familia y no quería que se preocuparan por mí.

Una vez que estuvimos listos de nuevo, abrimos la puerta y nos encontramos a la tía Raquel en la entrada a punto de girar la perilla, a ambos se nos fue el color con la mirada indagatoria que ella nos dio.

Luego asomó una sonrisa simple negando con la cabeza.

—Necesito ayuda —entró a la habitación y nosotros tras ella, de nuevo.

Traté de actuar como si nada hubiera pasado, pero en realidad, moría de vergüenza, —porque, aunque se dude, tengo vergüenza, poca, pero tengo.

Afortunadamente, mi tía, pareció hacerse la disimulada.

—Sobrino, tú lleva el pastel —ordenó, pero Titán abrió los ojos y negó rotundamente.

Claro, ¿Cómo iba a ser eso posible? Si mi novio es un macho alfa, lomo plateado, pecho peludo y nalgas pelonas...

—Frida, tú la piñata y yo llevaré las bolsas de regalo —asentí obedeciendo como buena niña— pensé que estabas con tu amiga —comentó mi tía acomodando en sus manos bolsas de regalo en color negro, que sacaba de una caja de cartón.

—¿Haciendo qué? —bufé, enfadada —ella ganó el premio, pues que lo aproveche ella sola.

Negó con la cabeza y sonrió.

—De hecho, tú también ganaste... tu madre se quedó dormida y no pudo cobrar el premio, por lo que les informé que tú lo reclamarías más tarde.

Curiosa, fruncí mi ceño.

—¿Cuál es el premio?

—Ganaste... —observó a Titán y se acercó más a mí, tratando que él no escuchara— un privado con uno de los strippers —dio un guiño que me hizo abrir mucho mis ojos.

¡Un privado con un stripper!

¡Jode!

No imaginé que ese fuera el premio, a lo más que llegué a pensar, fue en una dotación de productos que había dentro de las bolsitas negras, pero a solas con un stripper, jamás.

—¡Oh, joder! —grité con pasmo cuando el carraspeo de Titán se escuchó en la habitación.

—Sobrino, esto es una despedida de soltera.

—Ya lo sé, pero... —refunfuñó, no podía ocultar su indignación.

—Me alegro —mi tía interrumpió dejándolo con la palabra en la boca— ahora, andando a la fiesta —ella dio unos pasos y se detuvo de repente olfateando el aire con agudeza— ¿por qué huele a grosellas? —Titan seguía de digno y yo quise enterrar mi cabeza en el pastel cuando nos observó de nuevo y volvió a negar con la cabeza, suspirando —olvídenlo, hormonas solares al fin.

Titán agarraba el pastel más a fuerza que de ganas, yo llevaba la piñata a dos manos con un toque pícaro y juguetón.

Cuando entramos al salón, Titan dejó el pastel a un lado de la barra del bar y se sentó en un taburete a observar, casi moría de un infarto con lo que sus hermosos ojos azules miraban.

Eso era el apocalipsis para él.

—Black, respira —acaricié su espalda.

Mi novio era mucho más atractivo que todos los chicos en ese evento, en cuanto entró al lugar no pasó desapercibido y algunas miradas femeninas se mantenían fijas en él.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora