Cuando terminé de vestirme y arreglarme, miré de nuevo el reloj de pared, menos de quince minutos para ver a Titán.
Estaba emocionada y desesperada por ver a Titán, a pesar de lo que estaba ocurriendo, yo lo amaba con todas mis fuerzas y estaba segura de que él también. Siempre me lo había demostrado de mil modos, pero teníamos que hablar de cómo íbamos a enfrentar la situación.
Él estaba comprometido ante la sociedad y, ante mi madre, él era un hombre ajeno y prohibido para mí.
Toda la ciudad estaba enterada de lo sucedido en el evento. La noticia estaba en primera plana de los medios de comunicación locales, así como en las redes sociales.
La imagen y la nota me causaba dolor y repulsión, los únicos felices en esa foto, eran Emily y su padre que sonreían como si hubieran ganado el premio mayor. En cambio, John y Titán parecía que estaban en un sepelio.
Miré la maleta negra a un lado mi closet recordándome que mañana estaré lejos de él y un nudo en mi garganta apretó fuerte, solo imaginarme separados, me ponía muy mal, pero no había nada que hacer ante la decisión de mamá.
Por eso era importante dejar las cosas claras entre él y yo. Iba a explicarle mi situación esperando que pudiera comprender la postura de mamá, así como yo comprendía la de su padre.
Miré una vez más al reloj de mi habitación y ya marcaba las siete con quince, si no conociera a Titán, diría que estaba algo retrasado. Una de sus tantas cualidades era ser exageradamente puntual, pero ¿qué eran quince minutos de diferencia?
Sin darle importancia al ligero retraso, bajé a la cocina a prepararme unos nachos con mucho queso amarillo y chile jalapeño para tranquilizar mis nervios.
Me acomodo en el sofá después de dejar la botana y mi bebida sobre la mesita ratonera y pongo Gotham en Netflix, pero más inicia el capítulo brinco y me asomo por la ventana de la sala al escuchar el motor de un vehículo.
Nada.
No se miran ni las luces del Jeep de Titán.
Cuando termino de ver el capítulo, llevo las cosas a la cocina y regreso a mi habitación con la decepción encima, pero me asomo por el balcón de mi ventana con la última dosis esperanza.
Todo está tranquilo. La calle está vacía, no se mira ni se escucha ningún coche, ni siquiera el perro chillón de la señora Thelma.
Me debato entre sí llamarlo o no, sigo pensando que alguna razón tendrá para estar retrasado.
Suspiro llena de frustración.
Sé que vendrá. Me lo repito mentalmente, mientras me acuesto a leer sobre mi cama.
Pero mientras el reloj avanza, algunas ideas locas empiezan a rondar por mi mente...
¿Qué tal si se encontró a mamá y ella le hizo algo?
No, la tía Raquel ya me hubiera avisado de inmediato.
¿O si su padre le ha prohibido verme?
¡Joder!
Sin pensarlo dos veces llamo a su móvil; uno... dos... al quinto timbre, salta al buzón.
Esto está raro.
Le envié un mensaje preguntando si se encontraba bien, pero tampoco hubo respuesta.
Poco después de eso, el timbre de la puerta suena y bajo volando, emocionada y desesperada, abro la puerta y mi sonrisa se borra por completo.
—¿Por qué presiento que no era a mí a quien esperabas? —Mafer resopla pasando a mi lado.
—¿A qué debo el placer? —Ironicé cuando nos sentamos en la sala.
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𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©
Подростковая литература¿Qué pasa cuando una chica se enamora por primera vez? ¿Qué pasa cuando el chico le corresponde? ¿Qué pasa cuando un amigo traiciona? ¿Qué pasa cuando una exnovia juega sucio? Supongo que una buena historia...