Capítulo 9

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Titán estacionó su Todoterreno al llegar a mi casa, bajó mis cosas y empezó a caminar hasta el porche, subiendo los cuatro escalones, luego abrió la puerta principal y pasó como si fuera su propia casa.

Quedé literalmente boquiabierta.

¿Cómo demonios se atrevía?

Caminé detrás de él aún con la boca abierta, lo miré dejar mis cosas sobre el sofá y luego avanzó a mí, su mirada era pacífica.

No podía adivinar si estaba contento o molesto, frío o caliente.

No dijo nada, solo me observó y yo carraspeé incómoda.

—Gracias por traerme, —le dije recomponiéndome— ahora mismo necesito tomar una ducha —estar a solas con él me ponía inquieta.

Era mucha tentación para mí.

—Sí que la necesitas —arrugó su nariz.

Por su tono, obvio que se estaba burlando.

Le hice una mueca mostrándole mi lengua, idiota.

—Lo sé. Nos vemos después —señalé con mi cabeza hacia la puerta.

Me miró confundido y yo esperando a que se fuera.

—Pero... vamos a hacer el trabajo de biología, ya habíamos quedado —reclamó casi indignado —a eso es que vine, Reyes.

Oh, claro que sabía que a eso venía, pero en verdad necesitaba quitarme la ropa húmeda y darme una ducha, y por ningún motivo lo iba a hacer con él estando dentro de mi casa.

Titan Black era un peligro latente para mi virginidad.

—Titán, en serio necesito una ducha y tengo hambre y.... si no me ducho, no me alimento, y si no me alimento, me dará jaqueca y eso me pondrá de muy, muy mal humor y dudo que puedas lidiar con mi Hulk interior —no mentía, primero estaba mi higiene y mi apetito, después retomaríamos lo del trabajo.

Lo pensó varios minutos, pero finalmente asintió comprensivo y sin opción.

—Está bien, pero regresaré más tarde y no me iré hasta terminar el trabajo —advirtió. Acepté sin problemas porque la picazón en mi cuello ya había iniciado. Titán ladeó la cabeza y me dio su sonrisa taimada —enjabónate bien, sí que apestas a león.

Resoplé rodando los ojos, pero no se lo iba a discutir porque era probable que así fuera.

Puse mis manos sobre sus hombros y le di media vuelta llevándolo hasta la puerta.

La abrí, lo saqué y la cerré rápido por si quería volver a entrar.

Pude escuchar su risa divertida al otro lado de la puerta y suspiré idiotizada.

Sacudí mi cabeza para quitarme esos pensamientos cursis y subí a toda prisa a mi habitación para ducharme.

Entré directo a la habitación del baño, abrí la regadera y me desvestí tirando la ropa en desorden para ponerme bajo el chorro de agua.

Estar bajo el agua tibia hizo que mis músculos se relajaran de inmediato, enjaboné mi cabello y cuerpo un par de veces y finalmente me enjuagué, quería seguir ahí por un rato más, pero escuché que sonaba el celular por tercera vez.

Cerré la llave y escurrí mi cabello colocándome una toalla de turbante, luego me envolví en el albornoz.

Tomé lo primero que encontré para vestirme y bajé a la cocina para calmar mi león interior. Mi estómago rugía ferozmente, ese era mi problema después de hacer ejercicio, tenía que compensar a mi cuerpo con comida.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora