Capítulo 4

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Por suerte, los días pasaron y no había vuelto a tener contacto cercano con Titan, pero a lo lejos, cuando lo veía, estaba acompañado siempre de chicas.

Eran como abejas a la miel.

Sentía pena por ellas porque buscaban la atención del dios atlante y él solo las usaba para llamar la atención de su ex.

Negué con la cabeza y me prometí mentalmente nunca perder mi dignidad de esa manera.

Nadie lo valía, ni siquiera ese bombón.

Más tarde, mi amiga y yo estábamos tomando nuestros alimentos cuando la cafetería empezó a llenarse de gente, parecía el punto de encuentro para algo importante.

Giré mi cabeza a todos lados observando un gran número de chicas que se amontonaban a nuestro alrededor.

Literalmente.

Había murmullos y risas, pero nadie decía que ocurría.

—¿Qué demonios está pasando? —miré a Mafer, quien ya me miraba muy quitada de la pena, pero se apiadó de mí cuando vio mi cara de espanto.

—Él y sus amigos se reúnen en cierto lugar, cierto día para lo que te expliqué el otro día, ¿recuerdas eso? —asentí explorando de nuevo el lugar.

Estaba abarrotado como si se fuera a presenciar un concierto de Shawn Mendes u otro sabrosón.

—¿Qué es lo que hacen? —volví a cuestionar.

—Leen una la lista de seleccionadas y así da inicio su tonto juego —hizo un gesto agrio como si recordara algo desagradable— es lo más estúpido, pero increíblemente se ha hecho una costumbre y créeme; es un evento muy esperado. Funciona para ambas partes.

Me imagino que he de ver plantado mi cara de estúpida, porque Mafer me miró divertida.

—No es tan malo como se mira, Frida. Abre tu mente como las demás... —mi quijada cayó al suelo ante sus palabras.

Tuve el presentimiento de que no solo las mentes abrían las elegidas.

—Yo paso, —afirmé mordiendo mi burrito.

Tenía demasiada hambre para dejar que el tumulto me privara de mis alimentos.

—Nadie quiere pasar sin jugar —burló.

Volví a mirarla asombrada.

—¿Acaso alguna vez te han elegido a ti? —indagué con un toque de sarcasmo.

—Oh, claro. Cada seis meses estoy presente en sus eventos privados —dijo con absoluta seriedad, lo cual hizo que volviera a abrir mi boca, apenas terminé de tragar.

—¿De verdad? ¿Con ellos? —esas palabras no coincidían con lo que acababa de decirme.

Si los odiaba, ¿cómo es que participaba?

Ella asintió relajada.

—Sin falta, desde que da inicio hasta que termina cada evento.

—No entiendo, sí dices que la regla de oro es escoger a una chica diferente cada vez, entonces, ¿cómo es que tú...?

—Nena, —me interrumpió divertida— ¿quién crees que prepara y sirve las bebidas en el evento? —miró rápidamente a su alrededor como si buscara a alguien, pero yo tardé unos minutos en caer en cuenta.

De la nada, Mafer explotó en una carcajada.

Su rostro estaba rojo y limpiaba lágrimas debajo de sus ojos. No había conocido a nadie que se riera hasta llorar.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora