Quise entrar de inmediato a la cocina e interferir, pero recapacité a tiempo.
Si entraba iba a ser mi muerte segura porque ambas nos delataríamos, las dos nos mentimos mutuamente y la situación ya estaba complicada como para empeorarla. Así que tuve que dejar a mi tía Raquel mediar la situación, pero sentí pena por Eva, ella siempre ha sido amable conmigo y lamento escuchar que mamá no le dio oportunidad de explicaciones.
—¡Dónde quedó la sensatez que tanto presumes, Tina! —lo mismo pregunto yo, ¿Dónde quedó?—. Me has decepcionado —la tía se escuchaba realmente afectada por el comportamiento de su hermana. —Aun así, no puedes hacerle esto a tu hija.
—Me lo agradecerá algún día —replicó sin remordimiento.
—Lo dudo...
No sé a qué demonios se referían exactamente, pero ya no me podía quedar con la duda, a sabiendas de que las cosas se pusieran más intensas y decidida a correr el riesgo; entré a la cocina mirando a mamá, seguía con sus cejas fruncidas y sus manos frotándose el cuello en señal de molestia y frustración.
—¿Qué ocurre? —interrogo con más miedo que duda al ver que el ambiente estaba aún muy tenso, sus gestos las delataban.
—Nada. No pasa nada, cariño —mamá perforó con una mirada endiablada a mi tía, ella solo negó con la cabeza en desacuerdo.
—¿Tienes hambre? —regresó su atención a mí intentando distraerme —prometí que hoy preparaba la comida, ¿te apetece pollo frito?
No, definitivamente, no.
El pollo era la señal de malas noticias y ya teníamos bastantes por hoy.
Negué de inmediato.
—Prefiero costillas agridulces —
—¿No quieres que cocine una de tus comidas favoritas? —interroga sorprendida, rascando su cabeza mientras me analizaba, pero era verdad que no se me apetecía mezclar el pollo con las penas.
—Deseo costillas agridulces de Aldo's Hunt como última cena —declaré con mirada acusatoria.
Solo esperaba que el plan que se me acababa de ocurrir pudiera funcionar.
Mamá suspiró a cabo de varios segundos.
—Bien, entonces iré al otro lado de la ciudad a cumplirte tu antojo —ese fue un reclamo subliminal.
—¿Quieres que te acompañe? —me apresuré a sugerir.
Tenía que calar que tan peligroso estaba el terreno de mamá, si ella buscaba el momento indicado para decirme lo de Titán, esa era su oportunidad y que pasara lo que tuviera que pasar.
—No, tú y tu tía preparen el puré de papas, el que dan en Aldo's tiene mucha pimienta y me inflama el estómago.
Mis rodillas dejaron de temblar cuando salió de la cocina, subió y bajó de su habitación avisando que se iba.
Cuando escuchamos que la puerta principal se cerró, yo solté aire de mis pulmones y me desvanecí sobre la encimera.
Mi tía tenía una sonrisa taimada.
—¿Por qué sonríes así? —cuestioné haciéndome la despistada.
—Eres muy astuta al mandarla lejos, pero le caerá bien el aire fresco. Ahora siéntate que las cosas no pintan nada bien.
Eso era más que obvio.
Ella se sentó frente a mí y yo me acomodé en el taburete.
—Tu madre me ha contado lo que pasó, así que me imagino que por eso eran los lamentos de llorona anoche en tu habitación —hoce una mueca de disgusto—. Ya en serio, ¿Cómo estás?
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𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©
أدب المراهقين¿Qué pasa cuando una chica se enamora por primera vez? ¿Qué pasa cuando el chico le corresponde? ¿Qué pasa cuando un amigo traiciona? ¿Qué pasa cuando una exnovia juega sucio? Supongo que una buena historia...