Capítulo 48

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—En verdad, estás hermosa —halaga de nuevo Eva. Posa sus manos en mis hombros dándome una mirada empática y dulce—, gracias por aceptar acompañar a Titan esta noche. Es un evento muy importante para nosotros y estoy feliz porque por primera vez desde que se organiza este evento, no ha intentado huir o hacerse el enfermo para no asistir. Incluso está animado —me abraza y me deja un beso en la mejilla— Tiene un buen corazón. Cuídalo mucho, es lo más preciado que tengo —se aparta y sus ojos brillan cristalizados.

Se me forma un nudo en la garganta y mi mentón se mueve en un ligero temblor.

Asiento y me obligo a hablar.

—Siempre voy a cuidar de él —prometo, imaginando mi futuro eterno a su lado—. Seré el guardián de su corazón.

Sobre todo, por lo que tenía planeado hacer hoy.

Eva, como toda madre, ama y quiere lo mejor para su hijo, y me agrada que a pesar de la vida ostentosa en la que viven, apruebe la relación de Titán y la respete.

Solo espero que papi-suegro comparta el mismo pensamiento.

—Oh, Frida. En verdad, eres un ángel —su voz se atasca, pero su sonrisa se amplía y hago un gesto divertido tratando de aligerar el ambiente, en eso su celular suena y se disculpa con la mirada— es Vicky, la chica fotógrafa —dice cuando cuelga —los esperará abajo en cuarenta minutos para la sesión de fotos en el jardín.

Asiento y mis manos juegan inquietas.

—No estés nerviosa, querida —dice al darse cuenta —tú solo sonríe y disfruta tu noche. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —sonrío intentando controlar mis nervios.

—Entonces, nos vemos en unas horas —me abraza de nuevo para despedirse y se retira de la habitación.

Titan me había explicado que la cena de gala era exclusiva para obtener fondos para las asociaciones que la familia Black apoyaba de modo altruista. Era el evento más esperado del año, pues al pequeño pueblo asistían grandes personajes, tanto políticos como empresariales y siempre era amenizada por alguna celebridad artística.

Caminé hasta la cama donde Mauro había colocado las zapatillas doradas, a modo de distracción me las puse y caminé de nuevo al vestidor, me paré frente al enorme espejo con sonrisa en boca.

Modelaba mis pies y acariciaba mi pierna descubierta de manera sensual, tipo modelo de comercial erótico.

—Si sigues tocándote de esa manera me veré en la necesidad de mantenerte encerrada para mí, toda la noche —me sobresalto al oír la voz.

Volteo a mi costado y lo miro recargado en el marco de la pared y joder, me deja sin aliento.

—¿Desde cuándo estabas ahí? —reprocho juguetona— eres un pervertido...Igual que yo.

En un parpadeo, Titan me está abrazando por la espalda regando besos en mi cuello.

Ronroneo cerrando mis ojos.

—Estás preciosa —susurra lamiendo mi lóbulo pasando las yemas de sus dedos por mi pierna desnuda como lo había hecho yo antes.

—Oh, mi Dios —siento la humedad en mi zona.

—¿Tu dios? —su pecho vibra por su risa —así es como me consideras, nena.

Su lado engreído sale a flote, pero me encantaba.

—Ajá —gimo cuando sus manos se mudan a mis pechos.

—Estás tan sensual, que no quiero dejarte salir así. Me voy a volver loco si alguien te mira —dice buscando mis labios.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora