Capítulo 32

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—¡Deja de ser mojigata, Tina Reyes! ¡Es tu única hija!

—¡Esas no son nuestras costumbres, Raquel!

—¡No me salgas con esas cosas!, ¿prefieres las costumbres que a tu propia hija? —hubo un fuerte resoplido seguido. —Me decepcionas hermana. Frida es lo único que tienes, no puedes molestarte porque ella sea mayor de edad.

—¡No aquí!

—¡Entonces eres muy hipócrita! ¡Defiendes las tradiciones de tu país, pero no respetas su mayoría de edad!

Creo que no debí dejar que la tía Raquel hablara con mamá.

La cocina se había vuelto campo de batalla desde temprano, y yo moría de nervios y de hambre, pero me lo pensé para pisar el lugar, si entraba era seguro que no iba a salir con vida.

—Solo... no quiero que ella cometa el mismo error que yo —la voz de mamá era casi inaudible.

—No lo hará, ella es inteligente, más que tú —la voz de la tía se suavizó y se mostró juguetona. La mujer sabía cómo calmar los ánimos en las peores circunstancias. —Además, tú no cometiste ningún error, Tina, nuestros tiempos eran otros, así que deja a Frida vivir su juventud con libertad, pero con precaución. Solo apóyala para que no haga las cosas a escondidas, porque si no le das confianza puede cometer un error y entonces sí será tu culpa y sé que jamás te lo perdonarás y yo tampoco te lo perdonaré.

Tras eternos minutos de silencio en el lugar, mi madre resopla, no sé si en señal de rendición o de aceptación.

—Está bien, pero el chico me va a escuchar —su tono de voz me dio escalofríos.

Era una amenaza, de verdad.

—Ah, no querida. Nos va a escuchar a las dos —secundó mi tía.

Diosito... soy yo, otra vez ...

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Era miércoles y Titán manejaba hacia su casa con una sonrisa de suficiencia que no cabía en él.

Habíamos quedado en hacer el trabajo de la profesora Ginger, adelantándolo una semana antes porque ambos teníamos juegos importantes y necesitábamos aprovechar todo tiempo libre para que los trabajos no nos consumieran durante nuestros entrenamientos.

—Ese rostro hermoso me está asustando, Black —su seductora sonrisa, parecía que se había quedado congelada.

Me tenía intrigaba porque significaba que algo planeaba, y no era cualquier cosa.

—¿Te asusta que esté feliz, porque mi madre va a conocer a mi chica? —me congelo.

Mi estómago se aprieta y no sé si es del gusto cuando dijo "mi chica" o del susto cuando mencionó que iba a conocer a mamá Black.

—Estás de broma, ¿cierto? —jamás había tenido un novio y jamás había tenido que conocer a su familia, aunque dicen que para todo siempre hay una primera vez.

Pero con Titán estaba viviendo demasiadas experiencias "por primera vez", pero esta, sin duda, no la quería experimentar todavía.

Titán me había comentado que trabajaríamos en su casa, pero no creí que mamá Black estaría presente, de haberlo sabido, me hubiera vestido mejor. No con un vestido deportivo y coleta alta, al estilo colegiala sexi.

Pensé que hacer tarea era solo el pretexto para traerme a su residencia, hasta donde yo tenía entendido, sus padres viajaban constantemente. Lo que me hizo suponer que íbamos a estar solos, sólitos, solos, pero mis sexuales intenciones se acababan de ir al carajo.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora