Capítulo 16

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Las chicas decidieron ir a festejar a la una cafetería local, yo desistí en cuanto me lo propusieron. Solo quería irme a casa y tomar una larga ducha porque realmente estaba cansada y muy sucia.

Pero Mafer se apuntó y me obligó a acompañarla.

Titán seguía en una llamada que lo tenía con expresión tensa. Se disculpó conmigo por no poder quedarse como había planeado y se marchó.

Suspiré frustrada tomando mis cosas para salir con el resto de las chicas.

Yo sabía que Titán lidiaba con muchas cosas y que yo no era nadie para meterme en su vida y juzgarlo.

Así que Mafer tenía razón, yo no podría ayudarlo sin salir lastimada. Ni siquiera sabía en qué mierda estaba metida.

Y no quería correr ningún riesgo.

Exhalé y subí al coche de Mafer. Como íbamos varias en él, la única charla fue sobre el juego.

Cuando llegamos al lugar, me di cuenta de que era la cafetería "Suspiros" donde Mafer trabajaba, o sea la cafetería de la familia de Titan.

Tratando de no darle importancia a ese dato, me integré con el resto. Poco conocía a mis compañeras de equipo y esa era una oportunidad para hacerlo.

Pero antes de eso fui al tocador para cambiarme el uniforme sucio y sudado. Siempre llevaba a la mano un cambio de ropa, unos leggins y una polera ligera con capucha, así como ropa interior y zapatillas deportivas y un par de toallas.

Humedecí una de ellas y limpié mi rostro, cuello y con otra las partes sudoríficas. Luego agarré mi cabello en antes de salir del tocador.

Cuando regresé, Mafer ya había ordenado un capuchino vainilla con un cupcake de menta para mí.

Sonreí al recordar cuando entré por primera vez a este lugar y conocí a mi amiga Mafer y también al mítico y atractivo Titan Black.

—Deja de reírte sola —susurró mi amiga —pensarán que el ego de la victoria te afectó.

Resoplé. A veces era tan ridícula.

—¿Se te perdió tu novio? —indagué sarcástica cuando miré que parecía buscar a alguien con la mirada.

—No. De hecho, quedamos en encontrarnos en una hora —dio un trago a su bebida con sonrisa burlona y la mandíbula se me cae al piso.

—Creí que era noche de chicas —reclamé indignada.

—En menos de cuarenta minutos todas se habrán ido.

—¿Por qué lo dices? —el equipo conversaba animoso y a menos que nos botaran del sitio, parecía que todas estaban cómodas.

—La pila se les acaba pronto. Son más aburridas que un juego de ajedrez en la radio —aseguró sorbiendo de manera escandalosa su bebida.

Yo también bebí de la mía.

Por desgracia tenía razón, aún no pasaban los cuarenta minutos y la mayoría de las chicas ya se habían retirado de la cafetería.

La única que aún seguía con nosotras era Liana, la chica a la que habían golpeado a propósito en el juego, pero a los minutos también se retiró cuando su novio llegó a recogerla.

—¿Qué te dije? —Mafer burló mientras se engullía una rebanada de pay de limón.

Era el tercer postre y al paso que íbamos, temíamos a acabar con la vitrina de postres.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora