Capítulo 50

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Continuamos en la charla hasta que un hombre se puso al micrófono anunciando el inicio del evento.

Da la cálida bienvenida a todos los presentes. Un hombre mayor ataviado en un esmoquin también sube a la tarima donde está el pódium y un mazo.

Titan aclara que es el subastador. Quien da las indicaciones y anuncia el inicio de la subasta.

Un par de personas destapan una pintura y hay dos más que permanecen cubiertas con una manta blanca. Titan dice que son originales y valen una fortuna.

Después de vender las obras por una enorme fortuna, se anuncia la renta de dos de las cabañas de la familia Black, una en el bosque, cerca de la costa, y otra en la playa, ambas por una semana.

Cuando se da el valor de cada uno de ellos, yo casi me desmayo,

Los costos de las rentas equivaldrían a mis dos riñones, hígado y pulmones juntos, y ni se diga el costo de las obras de arte, ni vendiendo el trasero al diablo conseguiría comprar la etiqueta del marco.

Pero todo eso era para buenas causas. Gente necesitada se beneficiaría de eso.

Miré a Titán y realmente sentía admiración por él y su familia, ayudaban a beneficencias locales, nacionales e internacionales y hablaba muy bien de ellos, por eso eran dignos de tanto reconocimiento.

—Nena... —Titán se acerca a mi oreja— debo ir a atender a unos invitados importantes, pero regresaré en un momento —asiento y él me da un beso antes de levantarse e integrarse donde estaba reunido su padre con algunos invitados.

Tic-toc, tic-toc —canturrea Owen sin despegar su mirada de la mía.

Lo que me recordó que era tiempo de echar a andar el plan, miré a Mafer y le hice una señal con la mirada, ella asintió y susurró algo al oído de Eduardo.

—Iré al tocador —avisé levantándome de inmediato, Kiara hizo lo mismo al igual que Dakota, yo miré de nuevo a Mafer y ella solo negó con la cabeza.

Todas atravesamos el jardín por una lateral y entramos al tocador y no pude evitar abrir la boca. Dakota estaba igual que yo de asombrada.

Había una sala de espera y una pared de espejos que dividía antes de entar a los sanitarios, sillones individuales y mesillas de cristal, los muebles del lavamanos eran de mármol y las baldosas blancas y pulcras.

Todo en ese lugar se definía con una palabra; lujo, sobre todo por los candelabros de techo en cristal cortado.

Después de salir de mi asombro, aproveché para entrar al váter y sentarme en silencio varios minutos. Lo hacía para calmar mi mente y darme valor.

Lo que iba a hacer era únicamente por Titan, no dejaba de repetirme eso.

Ese pensamiento era mi ancla.

Si mis sospechas eran ciertas, él merecía saber la verdad de las cosas.

Tal vez le iba a doler, pero también iba a dejar de sentirse culpable de su pasado y se liberaría de su carga.

Lo amaba con locura. Y por esa locura iba a hacer otra locura.

A mucho orgullo, yo era la locura andando.

Escuché cuando las chicas salieron de los cubículos y también me integré con ellas. Me detuve en el espejo y di una acomodadita a mi vestido.

—Luces hermosa, Frida. Ese vestido va bien en tu cuerpo maravilloso —elogió Dakota con un gesto sonriente y sincero.

𝑻𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒂 𝒕𝒊 [+𝟏𝟖] [Próxιmᥲmᥱᥒtᥱ en librerías]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora