Cautiverio [✓]

[Capitulo Dos]

[ J A N E ]

«... Preocupación ante la desaparición de la única hija del presidente, Jane Winston, a quien se le ve por ultima vez en las cámaras de seguridad del instituto, Norway West. El presidente ofrece una gran cantidad de dinero a quien de algún tipo de información que de con el paradero de la joven...»

Azufre. Olía a sangre pero no fresca, como si estuviera impregnada en el sitio donde me encontraba. El aroma y las esposas lastimando mis manos atrás fueron lo que me hicieron abrir los ojos y darme cuenta de que nos movíamos.

La radio sonaba, anunciando mi desaparición y el auto daba tumbos de lo rápido que iba. Escuchaba risas lejanas y vi dos pares de pies al otro lado de la furgoneta.

Me incorpore lentamente ya que las esposas no me dejaban hacer algún movimiento rápido y me fui dando cuenta de que íbamos en el vagón de la furgoneta, que había sangre seca en las paredes y suelo y no había una sola ventana. Ah, y que diagonal a mi había una chica y un chico. Me miraban con condescendencia y habían dejado de reír. Instintivamente me arrincone en una esquina.

- ¿Por que están haciendo esto? - murmure con lagrimas en los ojos. No me respondieron -. ¿Van a violarme?

La chica sonrió divertida y el chico soltó una carcajada aterradora. La chica estaba toda vestida de negro, tenia media cabeza rapada y el cabello que le quedaba lo tenia pintado de un azul desteñido, además llevaba piercings hasta en las cejas. El chico era un poco mas normal, con barba y llevaba una sudadera azul rey y una gorra.

- Voy a darles todo lo que tengo..., yo... - mire a todos lados. Mi bolso no estaba -. ¿Dónde esta mi bolso?

- ¿Olvidas que lo arrojaste para tratar de quitar mi cabeza, cariño? - dijo la misma voz de antes.

Iba conduciendo, al parecer, solo podía ver dos cabezas ya que solo una rejilla pequeña dejaba ver algo la cabina.

- ¿Qué es lo que quieren? - llore -. Mi padre es el presidente puede darles el dinero que deseen...

- No necesitamos el dinero del imbécil de tu padre. Contigo podremos tener todo el dinero que queríamos de por vida - dijo el conductor.

- Déjenme ir... - solloce -. Yo no puedo hacer nada por ustedes y...

- Ay, cierra la boca - dijo la chica -. ¿O quieres otro poco de cloroformo?

Me quede callada por miedo a que volvieran a ponerme el mismo pañuelo para dormirme, podrían violarme y prefería estar despierta para ver el intento por escapar. Tenia que hacer algo, presentía que nos estábamos alejando de la ciudad, hacia frio y el olor a sangre me estaba volviendo loca.

- Tengo que ir al baño - dije decidida. No podía dejar que vieran mi debilidad.

- A otro perro con ese hueso - dijo el conductor -. Vas a escapar...