[CapituloTreintaYNueve]

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[ R U B É N ]

El sol que entraba por alguna parte del lugar en el que me encontraba, traspasaba por mis párpados y por un momento me sentí ciego o muerto...

No podría estar muerto. Este lugar que no sabía que era, estaba lleno de luz y alcanzaba a escuchar árboles mecerse, pájaros cantar y mucha paz. No podría ser el cielo, yo debería estar en el infierno, ¿por que no estoy ahí?

No estoy muerto.

Al fin puedo abrir los ojos con dificultad y un techo en madera con un ventilador es lo que veo además de toda la luz que entra por la ventana que está a mi lado izquierdo. Cuando intento moverme un dolor agudo me atraviesa el costado derecho y veo que no llevo camisa y estoy vendado.

¿En donde demonios estoy?

Sin incorporarme aún, me entra la desesperación y miró a todos los lados.

Estoy en una amplia gama de sábanas blancas, en una habitación pequeña que tiene su televisor plano enfrente, dos mesas de noche, la amplia ventana, un sofá... donde esta mi chica.

Jane está dormida, una manta blanca la cubre y parece una pequeña bola en ese sofá, su respiración es tranquila, me hace pensar que todo está bien.

Cuando voy a llamarla, ella parece escucharme sin decir palabra y sus párpados se abren molestos ante el sol. Al verme, corre a mi lado.

- ¡Oh, por Dios! - dice tomándome el rostro -. ¿Estás bien? ¿Sientes algún dolor? ¿Quieres que te traiga algo?

Con un poco de esfuerzo, la tomo de la cintura con un brazo y la obligó a estar a mi lado. Respiro el aroma que emana de su cabello y eso me hace sentir mejor, siento que hay esperanza y que todo está bien.

Jane levanta un poco la cabeza, pero antes de que diga algo, intervengo.

- ¿En donde estamos?

- No lo sé, conduje sin rumbo por toda la ciudad y pagué está cabaña...

- No entiendo, yo...

- Estuviste dormido por tres días. Yo te lleve al hospital después de que alguna chica me ayudara a conseguir dinero y un auto, luego te traje aquí... Estaba muy asustada, creí que nunca despertaría.

Jane lo había hecho de nuevo. Había salvado mi asqueroso culo, cuando se suponía que yo la salvaría a ella.

La tome del rostro y con deseo acerqué sus labios a los míos, fue un beso suave pero necesitado.

- Lo lamento - le dije con su frente en la mía -. Yo de verdad planeaba sacarte de todo esto, Jane, planeaba que nos escaparamos juntos. Por fin había admitido en mi interior que estaba enamorado y te entregué como un cobarde...

- Pero fuiste por mi - interrumpió -. Admito que te odie, por qué creí que me habías engañado... Pero al verte en mi estado, supe que algún día irías por mi.

- ¿Que te han hecho? - acaricié su rostro y su cabello.

- No lo recuerdo... No se con quien estuve, solo recuerdo que me inyectaba en el cuello y caía casi muerta... No recuerdo si estuve con algún hombre, solo...

- Shh... - no quería ni imaginar que clase de hombres pudieron obtenerla estando drogada, que cosas atroces pudieron haberle hecho por un rato de placer.

- Bueno... - se incorporó en sus rodillas y me miró sonriente limpiando una lágrima en su mejilla -. Añore tanto la libertad que ahora no sé qué hacer con ella...

- Tú y yo estaremos juntos ¿no? - ella asintió y sonreí.

- Pero... primero quiero hacer algo... - su semblante se puso serio -. Antes de que hagamos una vida lejos de todo esto y juntos, quiero hacer algo pero sé que no te va a gustar...

- Me estás asustando...

- Rubén, yo... - suspiro y me miró con determinación y cuando lo hacía, sabía que nada haría cambiarla de opinión -. Quiero matar a mi padre...

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora