[CapituloOcho]

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[ R U B É N ]

Mire con ojos desorbitados el tipo que caia hacia atras con un disparo en la garganta. La valentía de Jane cayo rapidamente y soltó el arma con asco y aberración tal vez por si misma.

- ¡No puede ser! - dijo tratando de no llorar.

- Jane, Jane... - llame -. Tranquila, ayudame a subir a la camioneta, no tardarán en llegar refuerzos.

Jane miro a los tipos en el suelo y trato de respirar con tranquilidad, se acerco a mi y me ayudo a caminar hasta poder subirme al volante, aguarde a que subiera en el asiento de al lado y arranque.

- Mate a dos personas... - dijo con las manos en la cabeza.

- Jane, iban a asesinarte. Me salvaste la vida...

La escuche llorar amargamente mientras yo la ignoraba o lo trataba de hacer y lanzando a la carretera todo lo que pudiera comunicarse con esa banda. Esto era algo que iba a pasar pero no tome las medidas necesarias para evitarlo. Como lo había dicho antes, no solo yo la quería, habían mas bandas de narcos y otras cosas que querían a Jane, ya fuera para matarla, para venderla o simplemente torturarla.

- Y... ¿quien me asegura a mi que tu no me mataras? - pregunto limpiando sus lagrimas.

- No lo haré, Jane, en un principio no y mucho menos ahora que me salvaste la vida. Te lo debo, te debo mi vida...

- Entonces ¿por que no me dejas ir? ¿por que al menos no me dices por que van a llevarme a Japon?

- ¿Como sabes eso?

- Mangel me lo dijo, pero no le vayas a hacer nada. Yo le pedí que me lo dijera... No me cambies el tema...

- No... - suspire -. Es que no puedo decirtelo...

- ¿Asi es tanto que me debes la vida?

No le conteste. Se que sonaba contradictorio, de verdad me salvo y podria perder la vida por ella pero no dejarla ir. Necesitaba el dinero y ella era la única que podía proporcionarmelo. La vi molesta un rato pero después empezó a mirar la pierna que yo tenia herida con curiosidad.

- Debemos sacar la bala - murmuro.

- Si, lo hará Mangel...

- Para el auto.

- ¿Que? - grite confundido.

- Que pares el auto un momento...

Por primera vez en lo que llevabamos le obedeci y ella saco una pinza de su cabello y se acerco a mi. Me encogi rapidamente.

- No. ¿Que haces? - dije asustadizo.

- Hay que sacarla...

- Tu no sabes hacer eso.

- Tampoco sabia disparar y mate a dos personas en menos de diez minutos, Rubén... - me miro con sus ojazos -. Dejame hacerlo...

La mire con asombro y admiracion y luego asenti con la cabeza. Fue delicada y casi ni sentí cuando la pinza se introdujo en mi carne, solo me dolio un poco cuando la retiro, lanzo la pinza y la bala por la ventana y acto seguido arranco una de las mangas de su sudadera para amarrar y detener el sangrado.

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora