[CapituloTreintaYOcho]

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[ J A N E ]

- ¡No, no, no, por favor! - solloce al ver que Rubén cerraba por completo los ojos.

Escuché pasos acercarse apresuradamente hacia nosotros y me giré rápidamente para ver a una de las chicas que nos llevaban a las habitaciones. Al quedarse quieta y mirar a tres hombres muertos y uno moribundo me miró estupefacta. Rápidamente tome el arma con la que había matado a uno de los hombres y le apunte, ella levantó las manos asustada.

- Sacanos de aquí - le pedí -. Necesito un auto y el dinero de ese imbécil... - señale a Jhan en el suelo.

- Llamaré a la policía - dijo no muy convencida.

- ¡¿De verdad quieres hacer eso?! - grite levantándome del suelo sin dejar de apuntarle -. A ver cómo le haces cuando yo diga que soy Jane Winston, la chica que secuestraron en Noruega y fue vendida a este hombre y que tú eres su cómplice... No creo que ese lindo cabello rubio se vea bien en la jaula.

Aquella chica bajo las manos y asintió con la cabeza. Salió corriendo de la habitación en busca de lo que le pedí.

Volví junto al cuerpo inerte de Rubén y probé su pulso, el cual era débil. Trague grueso esperando a que no fuera nada grave.

Después de unos minutos, la chica rubia llego de nuevo cargando un maletín.

- Vamos por la puerta trasera, allí está el auto... - dijo.

Me ayudó a cargar a Rubén por un montón de pasillos hasta dar a una puerta pequeña que daba a la parte de atrás del sitio en donde estábamos. Finalmente me subí al auto para conducir y miré a la chica agradecida.

- Deberías irte... - le dije.

- Claro, tome algo de dinero. Buena suerte, Jane Winston.

Asentí con la cabeza y arranque sin rumbo fijo por la ciudad hasta hallar un hospital. Todo paso rápido, metieron a Rubén al quirófano, tuve que dar falsas identidades y espere mucho tiempo en la sala.

Empezaba a hacerse de noche. Estaba sentada en una de las bancas con las rodillas en el pecho, ya que aún tenía ese pequeño traje.

Una enfermera se acercó a mí con una sudadera y se sentó a mi lado.

- ¿Cómo está? - le pregunté.

- No fue grave, va a estar bien. Aquí el enigma eres tú, sé quién eres... - no dije nada -. Tus análisis de sangre indican una gran cantidad de droga, y por como vistes sé que estuviste en un lugar muy horrible...

- No quiero hablar de eso.

- Pues tendrás que hacerlo. La policía ya viene para acá... - entre en pánico.

- No, por favor, tengo muchas razones para no volver con mi familia...

La enfermera me miró confundida.

- Estuviste secuestrada, quien sabe que más cosas te hicieron, Jane... Tienes que hablar con la policía.

- Escucha... mi padre... mi padre es el culpable de todo esto. No puedo volver con él. Ayúdame.

La enfermera frunció el ceño pero asintió. Me tomo de la mano y corrimos por los pasillos hasta que me metió en una habitación.

- Quédate aquí y ponte la sudadera, haré algo para que la policía no venga...

Respire con dificultad cuando cerró la puerta y me dejó en silencio. Con lentitud me puse el ancho pantalón gris y el suéter del mismo color y giré para encontrarme con el cuerpo de Rubén en medio de mantas blancas.

Al acercarme trate de ver su herida pero no la note, al menos estaba respirando y el color había vuelto a sus mejillas.

Me senté a su lado y me pregunté, que pasaría de aquí en adelante, que haríamos sin tener a Jhan persiguiendome.

Pensando en mi padre, me llegó una idea pero sabía que a Rubén no le iba a gustar.

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora