[CapítuloTrece]

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[ J A N E ]

Semidesnuda, con los brazos extendidos en la cama, humillada y sobre todo avergonzada. Me sentía rechazada, la chica que nadie se coge por que esta fea, pero a pesar de que Ruben había tomado unas cuantas copas creía que iba a hacerlo, parece que su trabajo es mas fuerte que su deseo o no me deseaba y solo se dejaba llevar por un par de tetas. No estaba tan ebria o no lo suficiente para olvidar todo al dia siguiente. En verdad quería hacerlo.

Ahora lo escuchaba golpearse en el baño y yo también quise hacer lo mismo por que no sabia que me pasaba, el era mi secuestrador, la persona que me había alejado de mi familia y de las cosas que mas quería, iba a venderme a un extranjero y posteriormente me olvidaría para siempre, ¿y ahora quería acostarme con el?

Maldito síntoma de Estocolmo.

Ruben tardo aproximadamente quince minutos dentro del baño y cuando salio vi algo en su rostro que no me gusto. Me incorpore rápidamente y el con agresividad me lanzo la blusa que había botado a alguna parte de la habitación a la cara.

- Pontela - ordeno.

Trague saliva nerviosa, avergonzada de su comportamiento. Tenia las mejillas coloradas de los golpes y aun seguía sin camisa y con la bragueta de los pantalones abajo. Joder, estuvimos a punto.

Habia vuelto el patan, el que es capaz de golpearme, el Ruben que sin piedad me había lanzado a su camioneta llena de sangre. Estaba lleno de ira, lo notaba en su ceño fruncido y su horrenda mueca con la boca. De la maleta que siempre llevaba, saco la soga y se acerco a mi, me tomo de las muñecas con fuerza, lastimándome e hizo varios nudos para luego sujetarme a la cama.

- ¡Me lastimas! - grite con lagrimas en los ojos. Sentia las muñecas doblarse en un angulo imposible, como si quisiera romperlas.

El no presto atención, ¿Cómo es que puedes cambiar de besarme, tocarme con deseo para luego volverte un cabron? Me tomo de la cara, hundiendo sus dedos en mis mejillas, haciéndome mas daño, chille de miedo y dolor.

- Escuchame muy bien, Jane: no quiero estar contigo, no quiero acostarme contigo y no solo por trabajo sino por que me das asco, tengo aberración por ti y estas ebria..., yo solo me deje llevar.

Logre mover mi pierna de modo que le golpee las costillas y se alejo de mi. Lo mire con asco y hasta ganas de vomitar, pero mas que eso quería llorar, me estaba humillando, me humille a mi misma ante el. No puedo creer que estaba dispuesta a estar sexualmente con el.

Respiro profundamente como un toro y me desvio la mirada. Yo hice lo propio y llore en silencio, en la oscuridad, sentía que se acomodaba en la cama, muy lejos de mi y con esto cai profundamente dormida.

A la mañana siguiente, muy temprano sentía que me desataba, la boca me sabia agrio y me dolia la cabeza tal vez por todo el alcohol que había ingerido la noche anterior. Cuando me sentí libre de la soga, lo empuje y me aleje lo mas pronto de el, sentí mareo pero no me importo. Con la idea de salir de la habitación para buscar consuelo en Mangel, lo mire mal y tome el pomo de la puerta, rápidamente me tomo de las muñecas (doloridas, por cierto) e hizo que girara, sin escrúpulo ni miedo alguno le plante una cachetada en la mejilla y retrocedio, su cara enrojeció por la ira y me tomo del cuello, haciendo un poco de presión, la suficiente para que las marcas que tenia volvieran a doler.

- ¡Sueltame! - grite.

- ¡¿Se te esta olvidando con quien tratas?! - grito de vuelta -. Me estoy arrepintiendo de que Rose no te haya matado, la hubiera dejado viva...

- Me importa una puta mierda, asi quisiste las cosas y si tanto quieres que este muerta entonces toma esa pistola y dame un tiro en la cabeza por que yo tampoco soporto estar contigo...

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora