[CapítuloTreintaYTres]

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[ R U B É N ]

Lance el móvil al asiento, sumamente asustado, esto significaba que nos estaban vigilando, quien sabe desde hace cuantos kilómetros, probablemente ahora había alguien vigilando cada uno de mis movimientos.

Sentí un enorme mareo y el estómago vacío, como un enorme agujero negro y la respiración se me dificultó. ¿Ahora que podría hacer?

Estaba claro que era el japonés que me esperaba junto con Jane para entregársela, si había una persona a la que le temiera era a ese hombre, sus promesas las cumplía al pie de sus palabras. Iba a matarnos.

Ahora todos mis planes estaban arruinados por esto, si me arriesgaba a seguir el camino hasta la frontera con Rusia, estaba seguro de que no esperarían para dispararnos, ni siquiera se tomarían la molestia de detenernos o hablar, así era esta gente. Dios, ni siquiera podía volver, iban a llevarse a Jane y suponía que estaban de urgencia pues que, que hayan llegado a Mongolia solo para esperar a Jane era un extremo caso a seguir, ellos nunca hacían eso.

¿Que haré?

- Perdón por tardar... - Jane rodeaba el auto para subirse con un montón de bolsas en sus manos -, no había cheetos picantes y los estuve buscando como una loca - río pero al mirarme su rostro cambió a uno de preocupación - ¿Estas bien?

Era mejor no decirle nada, mi angustia había creado un plan rápidamente y era tomar un camino alterno por los países bajos, así tuviésemos que cruzar por África pero no podía dejarla. Tampoco podía decirle nada acerca de la llamada ni mi nuevo plan, entraría en pánico.

- Si, es que tuve un poco de mareo... - dije y trate de sonreír. Subí al auto y encendí el motor -, vamos, rápido, no quiero que anochezca y no encontremos donde quedarnos.

Ella se encogió en hombros y subió al auto. Trate de tranquilizarme durante el viaje, evitando tocar zona de Rusia y escuchando a Jane hablar de cosas sin sentido. Lamentablemente no le estaba tomando mucha atención pero ella parecía no notarlo.

Se había anochecido un poco y Jane estaba dormitando un poco sin dormirse por completo, estaba a punto de culminar el viaje cuando una llamada me alertó. Tomé el móvil y vi la pantalla, era un número desconocido, Jane se había despertado y me miraba angustiada. Suspiré y conteste.

- Rubén, no se si no me has entendido muy bien pero estoy esperando por esa niña y según mis cálculos ni siquiera has vuelto... ¿Con quien crees que estás tratando? Tengo a un hombre en cada zona fronteriza de cualquier país al que vayas..., no hay escapatoria. Quiero a esa niña, mañana en la mañana en la frontera con Mongolia, si decides quedarte donde estás mandaré a buscarlos y recuerda:mis muchachos no tendrán piedad contigo ni con ella...

Jane me miraba bastante preocupada y sentí que de mi frente salía una enorme gota de sudor.

- Claro... - dije para no alertar a Jane y colgué.

- ¿Quién era? - me pregunto.

Ay Jane, perdoname por lo que voy a hacer.

- La mujer de la recepción en donde estábamos, me ha dicho que deje el pasaporte en la recepción, sin ese papel no podremos pasar... - dije tratando de no sonar nervioso.

- ¿Tendremos que volver?

- Si, lo siento..., estoy algo distraído - medio sonreí esperando a que se tragar a mi mentira.

- De acuerdo, no pasa nada...

Me sonrió y yo simplemente tenía inmensas ganas de llorar cuando di vuelta con el auto, rumbo hacia Mongolia.

No podía dejar que la mataran y si no hacia lo que me pedía iba a ser así. No sabia exactamente que iba a hacer para salvarla, pero algo se me ocurriría.

Aproveche el momento en el que Jane se acurruco en su asiento y se durmió para llorar y golpear el volante un par de veces, no podía creer que este tipo hubiese montado todo esto solo por ella. No podía creer que habían cientos de tipos en las fronteras esperando a que volviéramos o hiciéramos algo erróneo para matarnos. ¿Todo el viaje de Noruega a allí estuvieron esperándonos?

No podía imaginarme la cara de Jane cuando se diera cuenta, cuando se la llevarán, pensaría que la traicione y en cierto modo es lo que estoy haciendo pero me perdonaría, iba a sacarla de esto.

Más allá de las tres o cuatro de la madrugada, estuve a punto de entrar a Mongolia con el corazón en la mano y miles de lágrimas secas en mi mejilla. Unas luces blancas encandecentes parpadearon frente a mi, pero no supe si era un auto o otra cosa pues estaba bastante oscuro, simplemente me detuve y espere indicaciones.

No hubo indicaciones, un golpe fuerte en la puerta de Jane me sobresalto. Ella ni siquiera había despertado cuando abrieron la puerta rápidamente haciendo que cayera fuera del auto pues su espalda estaba apoyada en la puerta. Inútilmente trate de tomarla de la mano antes de que cayera pero fue en vano, escuche un quejido de su parte y pude ver a dos hombres con pasamontañas que se agachaban a tomarla por la fuerza a lo cual ella gritaba mi nombre.

- ¡No le hagan daño! - grite.

- Baja del auto... - dijo una voz en mi ventana y luego sentí en cañón frío de un arma en mi cabeza.

Suspiré y levante las manos para salir justo cuando el tipo abrió la puerta, sin apartar el arma de mi cabeza me hizo caminar hasta estar enfrente del auto y de Jane siendo custodiada por los dos tipos mientras ella se sacudía para safarse de su agarre, lo cual era imposible.

- Me alegra de que hayas tomado la decisión correcta, Rubén - decía Jhan el japonés que me había contratado para secuestrar a Jane y llevarla hasta sus manos - Admito que hiciste un buen trabajo...

Un grito salió de la boca de Jane y uno de los tipos le tapo con fuerza la boca, frunci el ceño.

- Lo que no entiendo, es ¿por que trataste de devolverte con ella? - dijo.

- Ella ya no es lo que buscas, Jhan, ya no es virgen... - dije con rabia. Jhan chasqueo la lengua antes de hablar.

- Eso ya no importa, hombre. Lo importante es que sigue siendo una de las chicas más buscadas, además mis clientes pagarán mucho dinero por ella...

- ¿Que harás con ella?

- Si estuviera loco, Rubén, diría que te has enamorado de esta chiquilla...

- ¿Que le harás? - alce un poco la voz.

- Ay, nada grave. Algo que le va a gustar.

Sonrió con malicia y volví a mirar a Jane, la cual me miraba con decepción profunda, tenía lágrimas en los ojos y trataba de safarse aún del agarre de los tipos.

- Aquí esta tu paga... - me fue entregado un maletin -, era lo que pedías por el trabajo y aunque intentaste traicionarme, una trabajo es un trabajo y la chica ahora es mía. Te agradezco mucho, Rubén.

Vi como arrastraban a Jane y esta se negaba rotundamente gritando aún mi nombre pero había quedado clavado en el suelo, sin la audacia de tomar el arma y disparar pues si lo hacía habían muchos hombres que podían matar a Jane por venganza o matarme a mi.

Finalmente empujaron a Jane en el auto y este arrancó rápidamente dando la vuelta y dirigiéndose, suponía yo a Japón.

Deje caer el maletin al suelo y me eche a llorar.

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora