[CapituloTreintaYSeis]

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[ R U B É N ]

Suspiré profundamente antes de sentarme en una de las sillas. El lugar estaba lleno, o al menos las pocas sillas estaban todas ocupadas. Se notaba que todos estos hombres tenían dinero a montones y probablemente trabajaban en cosas ilegales. Algunos tenían en sus manos licor.

Mire la tableta que tenía a mi lado derecho. En ella solo habían cuadros con precios altísimos. Explicaba que cuando quisieras a alguna chica, tenías que presionar el botón verde cuando ella saliera y poner el monto de dinero. El mayor apostador se la llevaba.

Enfrente de todos nosotros había un gran vidrio, detrás de él todo estaba oscuro pero podía notar una pequeña tarima redonda.

Las luces se encendieron de repente. No había música y un hombre arrastraba a una chica un poco mayor que Jane hasta la tarima. Parecía desorientada, se ladeaba de un lado a otro y creí que estaba a punto de desmayarse. Era obvio que estaba drogada.

Sudaba debajo de mi traje, esperando a que Jane no estuviera en su posición y que pudiera encontrarla en otro sitio que no fuera está aberración. Solo podía mirar aterrado como el resto de hombres ponían altas cantidades y una vez alguno ganará, una chica llegaba y lo llevaba a una habitación para encontrar su premio.

Pasaron muchas chicas y una parte de mi se había alegrado de no ver a Jane allí. Iba a salir la última chica y yo me iba para buscar a mi chica. Entonces, en la tableta apareció el nombre de ella.

Jane Winston.

El corazón me dio un vuelco. Las tazas por las que cobraban por Jane eran altas y la mayoría de los hombres que estaban allí, empezaron a teclear.

- Mierda... - dijo uno bastante contento -. He estado esperando una semana por Jane Winston. No sabe las cosas que voy a hacerle sentir...

Casi pierdo el control al querer abalanzarme sobre ese infeliz. Lo único que podía hacer era empezar a poner cantidades enormes de dinero. Entonces la vi.

Su cabello corto estaba alborotado; tenía la cara terriblemente pálida y hasta podía divisar algunas marcas en sus brazos. Sus ropas eran pocas, tratando de hacer que se viera provocativa pero lo único que quería era llorar. ¿Que le habían hecho a mi pequeña Jane?

Las apuestas subían en menos de dos segundos y yo temía quedarme sin dinero para poder ir con ella. Solo quedábamos dos hombres tratando de obtenerla, hasta que el hombre bufo y dejó de apostar. Había ganado.

Una chica igualmente vestida que Mimi, llegó a mi lado y con una sonrisa me pidió que la siguiera. Estuve muy nervioso de verla, no sabía cómo reaccionaria después de que la traicione.

La chica que iba a delante de mí, pasó por un extenso pasillo donde a cada lado había una puerta, supongo que allí cada apostador decidiría que hacer con la chica. En lo personal, iba a llevarmela así me costará la vida. Al fin paramos en una de las puertas; la chica me guiño el ojo y se fue. Con cierto misterio, abrí la puerta lentamente.

Jane estaba sentada en la cama, de espaldas a mi; aún tenía la ropa con la que había salido a exhibición. Tenía la cabeza abajo y no se movió cuando abrí la puerta.

- ¿Jane...? - llame cuando cerre con seguro la puerta tras de mí.

Ella no dijo nada. Me acerqué lentamente y cuando estuve enfrente de ella, me arrodille para poder verle el rostro. Tenía los ojos hinchados y rojos y una expresión neutra en la cara.

- Jane... - la voz se me quebró un poco cuando pronuncie su nombre.

Tenía miedo de tocarla, tal vez se rompería cual delicado cristal. Estaba muy maltratada, tenía moretones en los brazos y en el cuello, además de que; en este mismo, tenía marcas de haber sido inyectada de mala forma o obligada.

Sollozando, toque sus brazos con las yemas de mis dedos, su rostro y su cuello. Debía sacarla pronto de allí pero no podía dejar de llorar. Quería pedirle perdón.

- ¿Jane? Jane... Lo siento, lo siento tanto, siento haberte traicionado de ese modo, no tengo excusa alguna..., pero he venido a por ti, yo...

- Sacame de aquí, por favor...

Me sorprendió escucharla hablar y la mire, ella me miraba con sus ojos tristes y se me partió aún más el corazón. La tome suavemente de los hombros y la abracé. La puerta se abrió...

- Vaya, vaya.

Mi corazón dio un vuelco cuando entro Jhan dando pequeños aplausos.

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora