[CapítuloVeintinueve]

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[ R U B É N ]

<¡¿No?! ¡¿Acaba de decir que no?!>

La mire raro, ella no dijo nada e incapaz de creerle continúe, baje mi mano hasta el broche de mis pantalones, pero de nuevo me detuvo.

- Rubén... - negó con la cabeza.

- ¿Que? - dije, aún sin poder creérmelo.

- No. No va a volver a pasar...

Me empujó a un lado de la cama y de un momento a otro me sentí bastante enojado. ¿Porque habría de rechazarme de ese modo? Si estábamos bien, si yo quería, en serio quería follarmela de una forma que no podría hacerlo con otra persona, mi deseo por ella era inhumano.

Se puso en pie y cuando iba a encerrarse en el baño me puse en medio, hecho una furia.

- ¿Por qué no? - le dije tratando de parecer tranquilo -. ¿Te hice algo...?

- Fue solo una vez, Rubén y... - suspiro -, me estoy muriendo de ganas pero ¿que caso tiene si tu no sientes nada por mi?

Ay dios, esto no podía estarme pasado. Los sentimientos que sentía por ella y que no debía demostrar se interponía en algo que anhelaba con tantas ansias que iba a explotar si no la tenía para mi, ahora mismo.

- ¿Y tu si? - le pregunte, contraatacandola.

Ella me miró como si no entendiera mi comportamiento. Claro, el día en que hicimos el amor, me había confesado su gusto por mi pero...

- ¿Estas enamorada de mi? - volví a preguntar.

Me miró de la peor manera posible, pero sin palabras me había confirmado y era cierto, Jane sentía amor por mi, tal vez tanto como el que yo sentía por ella pero no me atrevía a demostrárselo o decirle. Tanto tiempo me fui del mundo que no me di cuenta de que ella estaba ya encerrada en el baño.

- Jane, ábreme la jodida puerta... - dije golpeado fuertemente. No recibi respuesta -. ¡Jane! Abre o te juro que tumbó la puerta...

- ¿Que vas a hacer, violarme? - grito.

- ¡Ábreme!

Abrio rápidamente y espero a que le dijera algo, pero yo solo quería una cosa.

- ¿Puedes solo salir, por favor? - le dije. Ella se encogió en hombros -. Ay, dios, ¿que quieres que te diga?

- No quiero que me digas nada, por que estarías simplemente mintiendo para poder acostarte conmigo y esto es estúpido. Déjame en paz...

- Tu no puedes sentir eso por mi, Jane, ¿estas loca?

Sus ojos se llenaron de lágrimas y sonrió tristemente para cerrarme la puerta en la cara de nuevo. Tenía un montón de sentimientos mezclados de los que sobresalían la ira y la tristeza. Jane lideraba esta última emoción, pero para no contrariar a mi naturaleza, fui el mismo patán de siempre.

- ¡Agh, como si fueras la única! - grite sin retirarme de la puerta.

- ¡Si, exacto! Demuéstralo...

Aquella palabra me sacó de quicio, odiaba que me retaran de ese modo. Resople y sin decir alguna palabra más, salí del hotel rápidamente. Iba a demostrarle que no era la única chica con la que podía hacerlo. Jamás iba a atarme a una mujer.

Camine por las calles de la ciudad, rascandome la cabeza por la desesperación y por fin halle esa especie de lugar en donde las chicas si me trataban bien, no se hacían las difíciles y no se enamoraban de mí. Lo que necesitaba, claramente.

Sinceramente lo único que quería en ese momento era desaserme de aquel deseo carnal que iba a matarme. Me senté en un rincón del lugar, pedí un trago y escogí a una de las chicas. Una pelirroja despampanante y hermosa que estaba seguro y me complacería en lo que yo quería en ese momento.

Aquellos encuentros eran rápidos, sin tanta ceremonia nos quitabamos la ropa y en menos de cinco minutos estábamos en la cama, como a mí me gustaba, ellas encima de mi.

Pero justo cuando la chica estaba besandome y moviendo su plástico trasero encima de mi, Jane se me venía a la cabeza.

De las tantas veces que la vi entrar en la escuela con un par de amigas, el modo en el que sonreía y siempre parecía tan coqueta con los chicos de su clase...

<¡Concéntrate!>

La pelirroja seguía besandome, pero no sentía ningún tipo de placer. Jane... El mismo día que casi la vi morir a manos de Rose, estoy seguro de que algo se movió dentro de mi, podría escuchar de nuevo como mi corazón latio con fuerza esa vez. Cuando me salvo la vida disparando primero antes que aquel tipo, las veces que la vi sonriendo con Mangel, las veces que lloro por mí culpa y ella... ¿Estaba enamorada?

Y después de todo, ella tenía razón... No era capaz de hacerlo con alguien más, por eso me había pedido demostrárselo. No era capaz y una hora con la pelirroja y aún no me había hecho llegar. No quería hacerlo con cualquier chica, era Jane, ella era la única con la que quería hacer el amor.

<¿Por qué no simplemente se lo digo?>

Suspiré y aquello alertó a la pelirroja que se enderezo en mi regazo con cara de confusión.

- Los siento... - le dije -. No puedo seguir con esto - ella me miró mal, tal vez pensando que no le pagaría.

Me levante de la cama y me vestí rápidamente, saque dinero del bolsillo de mi pantalón y se lo entregue con cara de pena. En menos de cinco minutos ya estaba afuera del hotel de mala muerte. Camine de nuevo hasta el hotel donde estaba Jane, seguramente ya dormida. Dios mío, ¿como no iba a darme cuenta yo mismo de que estaba enamorado, si siempre estaba al pendiente de ella? Sacudi la cabeza y pase mis manos por mi cara con desesperación. Maldito ego el mío.

Llegue a la habitación y sin encender la luz la vi por la poca que entraba por la ventana, por su posición se veía diminuta y frágil. El corazón me latio aun más rápido.

Me recoste a su lado un poco ruidoso con la intención de despertarla.

- Lo siento... - susurre. Ella me miró por unos breves segundos y volvió a cerrar los ojos -. Jane, en serio lo siento...

- Ya te escuche... - susurro.

- No pero, quiero decir que... - suspiré. Se me daba muy mal mostrar lo que en verdad sentía -. Lo intenté, en serio intenté alejarme de lo que sentía y simplemente ya no puedo...

- ¿Que?

- No quería enamorarme - se me corto la voz -. No quiero volver a parecer débil...

- ¿Quién te ha dicho que tienes que ser rudo todo el rato, Rubén? No eres de piedra, deja de actuar como tal...

- Me va a hacer daño todo esto, lo sabes ¿verdad? - sentí que asentia con la cabeza.

- Pero te vas a arrepentir de no haber sentido así... Puede que sean un breve momento, pero te dará el valor para aprovecharlo...

Se incorporó en la cama y encendió la lámpara que estaba a su lado, la hacer esto también me enderece y la mire bien. Ahora me parecía que había liberado un gran peso, pero esto, todo esto iba a doler después, irremediablemente.

Se movió lentamente hasta sentarse encima de mis piernas. Con tanta delicadeza peino mi cabello hacia atrás, para finalmente tomar mi rostro y besarme.

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora