[CapítuloVeintiseis]

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[ R U B É N ]

- El jefe estará muy feliz de verte, Rubén - me dijo Samuel, el hijo de puta que me llevaba esposado por los pasillos del hotel.

- ¿Por qué no acabas con mi sufrimiento de una vez, Samuel? Odio tus juegos de palabras, pareces gilipollas... - dije.

Él solo sonrió y me empujó un poco más para que caminara más rápido. Bajamos y cruzamos otro pasillo hasta la recepción, donde Tania nos esperaba con una sonrisa y los brazos cruzados.

- ¡Que guarra eres! - le escupi ya estando cerca a ella.

Ella volteo los ojos y miró a Samuel como dándole una orden. Segundos después este me dio una patada en el abdomen, lo que hizo que me doblará por el dolor.

- A una mujer la respetas, Rubén... - dijo ella -. ¿Dónde está la chica?

- Eso no importa, venimos por este cabron - dijo Samuel -. Tal vez aprovecho la oportunidad para escapar de su secuestrador...

- ¿Entonces sabías que la tenía secuestrada? - le pregunté a Tania.

- Obvio, Rubén. No pensaras que me trague el cuento del intercambio a Japón, eso no te lo crees ni tu...

- Ya dime, ¿que carajos vas a hacer conmigo? - le dije a Samuel.

- Estaba a favor de asesinarte al momento de verte pero el jefe te quiere vivo para un pequeño favor...

Esto era malo, peor que la muerte era recibir órdenes de Mauricio, siempre tenía que ver con algún asunto peligroso en el que el muy cobarde no se metía y mandaba a otros y por ello siempre me buscaba. Con él, era de vida o muerte hacer ese pequeño favor o seguramente sería asesinado y jamás hallarán mi cuerpo. Mauricio sabía hacer sus cosas y como manejar a su gente.

Al parecer, Samuel noto mi angustia y soltó una sonora carcajada, le dio las gracias a Tania y siguió empujandome hacía afuera del edificio con miradas despectiva hacia esa mujer, la mujer que me había traicionado.

En todo el viaje en esa camioneta blindada, permanecí esposado y en medio de dos hombres llenos de testosterona en sus brazos. No me dijeron nada sobre que tenía que hacer en todo el camino, por más que rogara, no dijeron una palabra.

En lo único que podía pensar era en Jane, estaba angustiado, ella estaba herida, sin un solo peso y con cientos de personas que la buscaban. Pero sabía de la audacia que tenía Jane, no dejaria que la atraparán, algo tuvo que aprender de mi y podría escapar y ponerse a salvo.

Sobre todo sabía que me buscaría. Le di una herramienta. Ella sabría como utilizarla.

[ J A N E ]

- ¡Rubén!

Grite por milésima vez golpeado la pared del edificio con la esperanza de que el volviera a asomarse por la ventana, pero no lo hacía, se lo habían llevado.

No entendía nada, y al no entender nada y lo rápido que había transcurrido todo, no podía dejar de llorar. No sabía si huir, la pierna me dolía tanto que no sabía si podría correr.

Escuche voces y pasos fuertes muy cerca de mi y por inercia rodee el edificio cojeando, hasta estar escondida pero con la vista fija a lo que pasaba.

Vi a Rubén siendo custodiado por otro, bajo y moreno y otros dos que eran más anchos y grandes. Llore de nuevo por que no sabía que hacer, si interponerme a que se lo llevarán o no hacer nada. No hice nada finalmente y solo vi como Rubén subía a una camioneta con las ventanas polarizadas y esta arrancaba sin dejar rastro.

Lo único que se me vino a la cabeza era su última frase. ¿Por qué lo buscaría si el era mi secuestrador? Podría huir hacia la libertad para dejar este cautiverio. Pero no podía, Rubén era mi única salida. No quería volver con mi padre.

Me limpie las lágrimas y trate de tranquilizarme y pensar. No podía volver al hotel pues tal vez aquella chica llamada Tania ya estaría muerta, mi única opción era conducir el auto en el que íbamos Rubén y yo.

Cojee rápidamente hasta el auto y me resguarde en el, suspirando profundamente a causa del dolor que me causaba caminar. Saque el móvil, mi móvil y lo encendí.

Estaba claro que Rubén no era idiota, el móvil estaba incomunicado, no podía llamar a nadie y en lo único que podía entrar era en mapas. Me sorprendió un punto que titilaba y se movía rápidamente por el mapa, estaba un poco lejos de mi ubicación pero pronto caí en cuenta de que ese punto era Rubén y mi móvil estaba conectado por GPS al de él. A eso se refería, a que lo buscará.

Podría correr un riesgo grande si no tomaba medidas preventivas, podrían hacerme daño pero suponía que Rubén lo tendría controlado si lograba escapar. No, por primera vez en la vida tenía que hacerme la de héroe e ir por el, yo sabría que hacer.

Arranque el auto con decisión y este hizo un chillar de ruedas dando por sentado que aún no sabía manejar muy bien.

Pues bien, tendría que ser cuidadosa y no acercarme mucho al punto, que era Rubén, ya que podrían darse cuenta de que los seguía. Aparque en un punto ciego y espere a que el punto se detuviera. Tendría que hacerlo.

Entrada la noche, lo hizo, estaba bastante lejos y podía leer que era un maldito prostíbulo. ¿Que carajos hacían en un prostíbulo si se suponía que lo habían secuestrado? Negué con la cabeza y volví a encender el auto.

Llegue en menos de una hora y me alegre por no haber tenido ningún accidente. El punto no se había movido en ningún momento y eso me sentó bien, Rubén no se había movido y aquello era bueno.

Aparque lejos del lugar que tenía luces fluorescentes por todos lados y trate de crear un plan para entrar al lugar sin parecer extraña, pero no llegué a ninguna conclusión. Opte por salir y dejar todo al azar, algo se me ocurriría.

No entre al lugar en ningún momento, en primera estancia rodee toda la zona y lo único que encontré abierto fue una puerta gris y pequeña. En un principio creí que era un baño pero al entrar vi un montón de prendas de lencería y un diminuto espejo. Antes de que alguien me pillara entre la puerta y la calle entre.

No podía creer que estaba a punto de hacer lo que iba a hacer...

Cautiverio [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora