diez

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Whis fue hasta la cama del dios, este seguía dormido en una posición más digna de lo habitual.Se le quedó mirando un momento para luego posar su mano sobre la cabeza de Bills, entre sus orejas,el dios balbuceo algo para luego doblar las piernas en una posición bastante incómoda. Estaba en sueño profundo.Su premisa fue equivocada,al menos ese día no despertaría. Lo dejo para volver con Yume.

La muchacha había despertado, no la vio así que asumió que estaba en el baño. Se sentó en el diván dejando su cetro a un costado para luego dejarse caer de espaldas. La cabeza le quedó colgando,pero no le importó, permaneció así un momento, tratando de apartar sus nuevos cuestionamientos hacia su persona,cuando advirtió a la joven y algo avergonzado por estar en esa posición poco digna, se sentó con su habitual garbo. La miro esvosando una sonrisa leve,pero ella no respondío igual. Tenía el cabello suelto y llevaba uno de esos atuendos que él le dejó,un vestido blanquecino largo,sencillo,con mangas largas que casi escondían las manos de Yume,dandole una atmósfera efímera y triste que lo hizo borrar su sonrisa ¿qué le sucedía? Estaba triste,eso saltaba a la vista,pero había algo más en ese rostro y no estaba muy seguro de que era. Leer las emociones de las personas no le era muy difícil. Podía fácilmente saber si alguien estaba triste o indignado,pues leía ese lenguaje no verbal del que no somos concientes bastante bien,sin embargo,aunque era capaz de entender las emociones, a la completa comprensión no llegaba.

-¿p,p,p pu...e...d,d,do ir f,f,f,fu fu fue-ra?-le pregunto la muchacha con bastante timidez.

Whis lo pensó un momento y luego le extendió la mano a la que Yume se sujeto. La llevó a los jardines, algo que hizo que los ojos mielosos de la muchacha se abrieran con jovial asombro. Se dejo caer sobre ellas y se quedó ahí unos minutos antes de levantarse para correr a través de ese campo de colores cálidos. Era como ver un pequeño pájaro reboletar en un jardín con muros de cristal.

-¿quien es ella?-le pregunto el pez oráculo apareciendo por el costado derecho del ángel.

-ella es...mi diva-le respondío Whis,sin quitarle los ojos de encima a la jóven.

Yume miraba ese lugar con curiosidad y comenzó a alejarse bastante de aquel ángel extraño. Si,a Yume se le hacía un ser extraño aquel individuo de nombre Whis. Siempre frío, distante;como un árbol colosal que podía ser mecido por el viento más violento,ser mojado por la lluvia más intensa y sin más alteración que los escasas huellas de la inclemencia del tiempo,seguia de pie allí impávido.

Yume sabía que a él,le gustaba oírla cantar,que su voz agitaba algo en el interior del ángel y lo hacia sucumbir a sensaciones que escapaban a su control.Lo sabia porque lo sentía ella también y podía reconocer a quienes vibraban enredados en las notas de su voz,mas como él, no había encontrado a alguien antes. Le gustaba cantar para Whis.Se sentía poderosa cuando lo tenía atrapado en sus redes vocales; estaciado y sometido a lo que ella quisiera hacer con él. Él podía creer que la poseía como quien compra una ave exótica, pero la verdad es que era ella quién lo poseía a él,sin embargo, era algo bastante peligroso exaltar las emociones reprimidas de forma violenta. Yume lo entendía y no tenía pensado sacar provecho de esa situación. Aquello no le importaba,ella sólo quería ser oída y él quería escucharla ¡era perfecto! Sin embargo,la muchacha aún no lograba extraer de si misma todo eso que callaba gracias a su mal del habla. Había tanto que quería decir y aun que Whis la oía,no era capaz de entender lo que ella decía. Su voz seguía anhelante de ser amorosamente comprendida, tal vez él,podría llegar a hacerlo o no,la verdad es que no lo sabia; pero estaba la posibilidad.

Yume poco sabía de ángeles y dioses,pero si sabía de lo que ese, que estaba de pie en el pequeño prado,con solemne actitud y pulcro atuendo,guardaba en las más remotas regiones de su corazón y de su alma. No tenía miedo a su suerte en ese lugar,no temía a lo que él,pudiera llegar a hacerle,Yume tenía un sueño sólamente y pensando en eso no advirtió que se alejó demasiado terminado,perdida en el interior de un bosque algo sombrío. Fue gracias a Whis,que pudo salir de ahí. Ese día el ángel se limitó a comer con ella y contemplarla nada más,pero con el ánimo de un juicio silencio algo que la hacia sentir un poco inquieta.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora