treinta y dos.

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¿Habia oído bién? ¿Ella lo llamó por su nombre? Siempre era extraño que lo hiciera,pues siempre lo llamaba señor Whis,
mas en esta oportunidad su musical voz pronunció su nombre sin ningún adorno. Apoyo la cabeza en la mano para observarla mejor y dejo la punta de sus dedos a centímetros de esa boca que tantas sensaciones le causaba. Estaba tan quieta y respiraba tan despacio que a la luz fría y pálida de la noche parecía que estaba junto a una escultura,mas la tibieza de su piel  desbarataba la ilusión. Volvió a acariciar esos labios suaves,como tocar dos gajos de naranja y así mismo de perfumados y dulces se le hacían al ángel,que añoraba abrirlos y explorar más allá.

Pero pese a la profunda sintonía que ambos lograban,seguia habiendo un muro entre ambos. Una pared que no estaba seguro si siempre estuvo ahí o se levanto después. Dos veces salvó la vida de esa mujer, sólo para no privarse de su voz. Ella sólo era conciente de una y tal vez era ese el motivo por el que acepto irse con él;por gratitud. Tal vez por eso no le pedía absolutamente nada a cambio de cantar para él, porque la petición que le hizo hace poco era algo más para su persona que para ella. Había una parte de ella que seguía escondida y a la que él, no tenía acceso mientras que ella podía entrar en él,a su antojo y ver lo que quisiera. Era esta falta de equilibrio entre lo que ambos se daban la que a veces causaba en Whis,un sentimiento algo triste.

Yume era una sirena que seducia sin piedad, arrastrando a sus incautos oyentes a los abismos de sus almas y mientras los pobres infelices sucumbian a sus pasiones reservadas,ella se alzaba sutil y lejana. Yume amaba cantar nada más,no había en su ser una ambición diferente a esa. Lo mismo le daba cantar para mortales que para dioses o ángeles. Tener su atención, entonces,sólo se podía conseguir de una manera y de sólo esa manera,mas eso era algo que a la vez le inquietaba lograr, pues entonces tal vez ya no experimentaria ese placer que le causaba someterse a la voluntad de ella,mas también ahora que oía su nombre en esa boca, todo lo anterior se tambaleó. Quería echar un vistazo a los sueños de -Yume, para ver que estaba sucediendo en ellos,que imágenes protagonizaba él, en aquel mundo onírico en que ella estaba sumergida,pero tenía ciertas dudas,mas las ganas lo estaban consumiendo.

Subitamente Yume, suspiro y se giró hacia él.Algunos mechones de cabello le cubrieron el rostro y así ella volvió a pronunciar su nombre,sólo que está vez en un tono más meloso y que lo impulso a ver en los sueños de la muchacha. Al principio sólo observó oscuridad,luego distinguió la cabellera rubia de la muchacha y lo que observó más allá de ella, lo dejo totalmente absorto. No pudo apartar la vista de esas imágenes durante el tiempo que duraron. Los sueños tienen su propio tiempo y lo que a él, le pasó ante los ojos en escasos minutos,en la mente de ella,debió tomar mucho más y que ganas le dieron de poder invadir ese sueño de forma presente y reemplazar al impostor que la acompañaba en esa fantasía. Estaba deseoso de arrebatarle el puesto que le pertenecía a él,pero debió conformarse con ver y refocijarse con que ese sueño,se asemejaba bastante al que tuvo él con ella como protagonista.

¿Seria capaz de interferir en los sueños de Yume como ella en los de suyos? Quizá,pero esa noche no lo haría. Esa noche sólo disfruto lo que veía y nada más. Al día siguiente el dios no despertó y Whis se fue a terminar los últimos detalles del teatro, dejando a la muchacha sola en aquel planeta. Ni siquiera de despidió de ella,solo le dejó una nota diciendo lo pertinente.

Ese día transcurrio tranquilo y Yume dejo descansar su voz. En la noche Whis la visitó mientras dormía,pero sus sueños no tenían nada que ver con el de la noche anterior. Al día siguiente ocurrió lo mismo y al que siguió a ese. Para entonces Whis estaba algo cabizbajo,pues tampoco la había oído cantar,mas entendía el motivo.

El escenario y todo el teatro estaba preparado para el concierto,quedaba sólo una semana para el evento por lo que Whis,hizo la invitación a sus hermanos y hermanas,para que se presentarán a dicho lugar. Una invitación sólo para los ángeles de los doce universos,algo que no dejo de llamar la atención de todos.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora