doce

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Bills estaba atentó a las palabras que salian de la boca de Yume, escucharla hablar le recordó algo que parecío causarle cierta emoción y tomándola del brazo la llevó de vuelta a la sala. Encendió un aparato semejante a un viejo televisor de la tierra. La sentó en el sofá y le dijo que quería mostrarle algo. Pasaron varios minutos antes que un programa de anime apareciera en la pantalla y entonces,con el ánimo de un niño Bills, le señaló allí un personaje. Una chica de cabello largo y azulado.

-tu voz es igual a la de ella,Yume-le dijo Bills-es la chica del protagonista.

Whis que estaba ahí también, ocupando su eterno lugar al lado de su señor,no estaba muy de acuerdo,pero tuvo que admitir que algo de similitud había. Más era como comparar a una madre con su hija pequeña. La muchacha se quedó absorta en la animación y Bills tomo una postura cómoda para disfrutar de la televisión poniendo sus brazos en el respaldo del sofá. Un gesto que le desagrado a Whis, pues le dio la impresión de que trataba de abrazar a Yume,pero no era así. Tenía el ceño fruncido cuando su señor giró el cuello en noventa grados para solicitarle que llevará el almuerzo a ese lugar.

-como guste-le respondío.

-oye niña ¿tienes hambre?-le pregunto el dios.

-un poco...

-traele algo de comer a ella también ¿quieres,Whis?

-desde luego-respondió y pocas veces una petición de su señor lo había molestado tanto.

En algunas contadas ocasiones, Bills se pasaba de imperante. Todo el tiempo era algo tosco a la hora de pedir algo,pero digamos que Whis sabía cuándo,pese al tono de voz,la orden venía cargada de desdén o no y en esta oportunidad fue así que recibió la petición;hecha con un leve y casi imperceptible desprecio. Pudo negarse a hacer lo que su señor le solicitó como hacia cuando eso pasaba,así el dios rectificada y le pedía una disculpa,mas ahora delante de Yume bajo la cabeza y el motivo era que esa muchacha,podía o no estar albergando hacia él, un cuestionamiento bastante válido y mostrar su "autoridad" sobre Bills,lejos de hacerlo ver bien acentuaria un punto de su persona no muy digno ante Yume.

Sentado en una silla,a unos metros de su señor,lo miraba comer y disfrutar su programa en compañía de la muchacha, que bien sabía Whis,le gustaba el anime también. Rara vez el dios se portaba muy locuaz,asi que no dejaba de llamarle la atención que fuera capaz de establecer con Yume una conversación medianamente interesante. La muchacha habituada a su reducida capacidad de comunicación,sólo hacia comentarios breves y declaraciónes concisas,aun así averiguó bastante de ella ese día.

Le gustaban las historias de aventura,le hubiera gustado ir a una escuela,no tenía amigas y al parecer estuvo interesada en un chico del teatro,no comía chocolate porque era alérgica y odiaba el color rosa. Whis oía con atención esos detalles que a él,le fueron irrelevantes mientras la observaba a traves de su cetro.
Mas ahora si le eran importantes y ella los compartía con Bills,a quien de seguro no le interesaba en nada esa muchacha.

Lo conocía,lo conocía demasiado bien como para no saber que Bills hacia todo a propósito. Se dio cuenta de que a él, le gustaba la forma en que ella hablaba y por eso le ordenó curarla ¿Que tan difícil hubiera sido para el dios no notarlo? Le gustara o no Bills era muy parecido a él y una de las cosas que le transmitió fue la perspicacia. La naturaleza del dios lo hacía siempre estar a alerta,sin embargo,Bills pulío esa habilidad a través de él y ni siquiera tuvo que enseñarle como. Bills,entre todos los dioses, era el más difícil de engañar, algo de lo poco que tenía para enorgullecerse Whis,de su señor.
Pero la pregunta que se hacia el ángel,era el motivo que tendría Bills para fastidiarlo. Cierto era que él,siempre le estaba diciendo algún comentario irónico o sarcástico a su señor,pero nunca iba en contra de su deber y era muy diligente a la hora de atenderlo. Bueno,eso pensaba Whis al menos.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora