treinta y nueve

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"La mejor manera de librarse de una tentación, es caer en ella."
Oscar Wilde.

Siempre lo deseó. Experimentar los placeres de la carne,como hacían los mortales y muchas veces no sólo imagino,sino que observó,pero su experiencia personal fue por completo distinta a todo eso.No,al principio no la vio de esa forma. Al principio era su voz nada más, pero es que a través de esa voz él alcanzó una conexión con ella única,ella transmitía con tanta vehemencia eso que él sentía;era casi como si a través de su música ella lo estuviera leyendo,
pero no era eso sino que sentía igual que él. Una mujer de entre millones de millones de mujeres era capaz de sentir como él y extraer cada sentimiento y emoción de su persona, para dejárselo a flor de piel. Además la veía tan lejana, tan inalcanzable, tan distante que era imposible no anhelarla. La comenzó a desear más y más.Es que sólo con ella quería experimentar aquello que deseo por tanto tiempo,porque sentía que Yume,lo iba a aceptar con todo lo que llevaba por dentro,que su fuego no la iba a quemar, que juntos podían componer algo único y así fue. Construyeron una sinfonía de melodía obsesiva in crescendo, que era como como un torbellino en que termino envuelto,sordo a cualquier cosa que no fuera su composición con esa mujer,que fue capas de tocar la nota más pianisima de su ser y hacerla alzarse;como él, levantó las más graves de ella,que encontró en espacios que no le había mostrado y así juntos terminar en una coda estrepitosa que calló, al universo entero e incluso a ellos mismos.

Guardaba las huellas de esas manos sobre su piel,como si hubieran sido el director de una orquesta febril,que lo dirigió a su capricho y voluntad, pero obsequiandole un momento de un solo para lucirse como él, quisiera,en total libertad. Fue placentero,fue grato y enternecedor a la vez, sentir algo tan frágil y vehemente. Fácilmente se podía sucumbir a algo así más de una vez,pero lo que él,tenía en mente en ese momento es que había alcanzado a su diva.Finalmente el objeto de su devoción era suyo en totalidad. La tenía ahí dormida entre sus brazos,pero y ahora ¿qué más? Él podía cantar sus emociones por si mismo ahora y sacio con creces sus deseos,pero ese nuevo sentimiento en su ser,que esa noche se agito como un loco dentro de él,lo estaba atormentado. La miro dormida y si esa noche le fue suya ahora, subitamente,le volvía a ser lejana  y todavía más que antes. Le apartó el cabello del rostro para mirarla descubriendo entonces que en el centro de la frente de Yume,había un pequeño triángulo como el que tenía su padre en su atuendo sólo que este era de color violeta.

Pasó su dedo pulgar sobre aquella marca y todo lo que consiguió fue despertarla. La muchacha se sentó en la cama fretando su ojo izquierdo y cubriendose con la sábanas,miro a su costado y le sonrió a Whis que la envolvió en sus brazos con una mezcla de sensaciones.

-¿qué sucede?-le pregunto Yume-¿tienes miedo?

Whis se sonrió,realmente no tenía que usar las palabras con ella para que lo entendiera.

-fue hermoso todo lo que ha sucedido-le dijo la muchacha-en especial la noche recién pasada...

Whis no respondió. La abrazo, aún más fuerte,la llamó su diva y se quedó así con ella si dar respuesta a su pregunta: ¿y ahora qué?

Yume en cambio estaba más calmada. Ella entendía muy bien lo que había hecho y porqué. Quiso que Whis,fuera el primero en su vida sin esperar a que fuera él último,después de todo él, era un ángel y ella una mortal. Tarde o temprano ellos debían separarse, mas mientras eso no sucediera quería cantar para él y comenzó a hacer en ese instante,mientras Whis, la sentaba sobre sus piernas para casi acunarla entre sus brazos. Le agradaba mucho aquel canto que era como las aves de la mañana, pero la interrumpió para decirle que debía ir hablar con Daishinkan. Estaba preocupado por esa marca en la frente de la muchacha,mas no le dijo algo respecto a ella.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora