Whis aprendía con una velocidad envidiable y en esos cinco días había logrado lo que otros tardarían meses o más.Su voz aún no era perfecta,pero bastante buena considerando que hace poco había comenzado con todo ese asunto. Tenía algunos problemas para sostener las notas más altas sin desafinar, pero era algo que Yume le "decía"
pronto dominaria y que la clave estaba en practicar y practicar y seguir practicando,mas Whis no podía descuidar su labor.De modo que sus prácticas se veían interrumpidas, por mantener ese palacio y sobretodo cuidar del dormido díos.En cuanto a Yume,seguia triste por no tener su voz. Se sumergía en las profundidades del lago y se quedaba allí sostenida en pocision de crucificado,mientras se entregaba al silencio que amplificada el sonido que traía por dentro. Su ritmo cardíaco disminuido,llevaba a su cuerpo a un funcionamiento más lento que le brindaba una relajación total y así podía revivir sus conciertos. Pero era uno el que más visitaba su mente en los minutos que estaba en total aislación. Esa primera función privada que le dio al ángel,ese momento de catarsis dual que vivieron y que la llevó,en gran parte,a acceder irse con él. Recordaba ese momento,más que todo los demás y tan absorta quedaba en ello,que por poco se le olvidaba salir a la superficie, pues allá abajo alcanzaba un estado de calma tan grande, que no era conciente de tiempo o de ella misma,todo lo que había era ese recuerdo que se volvía tan poderoso,que hasta podía sentir como la voz le brotaba de la garganta. En una de esas oportunidades abrió la boca y término tragando agua,por poco de ahoga. Logro salir a la superficie y se encontró otra vez en ese paisaje extraño. Iba a volver a sumergirse,pero entonces el pez oráculo apareció llamándola por su nombre desde la orilla,aunque al ver que ella parecía ignorarlo se le acercó.
-Whis dice que la comida está lista-le dijo cuando llegó a su lado.
Subir hasta el comedor en ese edificio era prácticamente una odisea,pero ella lo hacía con paciencia y sin prisa,como si se tratara de una acción ceremoniosa que tuviera algún significado,pero la verdad no tenía ningún significado. Cuando alcanzó esa sala previa al comedor,se encontró con ese muchacho que recordaba Bills,llamo Gran Sacerdote. Parecía estarla esperando,por la forma en que salió a su encuentro. Ella lo miró con algo de temor. La primera vez que lo vio,él solo apareció en la habitación y estaba algo molesto. Le preguntó quién era ella y que hacía ahí a lo que Yume, respondió honestamente. Justo en ese momento apareció el dios y se arrojó de rodillas a los pies, de ese jóven explicando el resto de la historia. Él le pidió cantará y ella lo hizo nada más. Ahora estaba ahí otra vez,pero ella ya no podía cantar o hablar siquiera.
-buenas tardes señorita Yume-le dijo y Yume pegó la espalda a la pared. Busco la mirada de Whis que estaba un poco más allá.
-se lo dije Gran Sacerdote,ella no puede hablar-le dijo el ángel de la túnica granate.
-asi veo-musitó Daishinkan-señorita Yume podría acercarse por favor.
La muchacha miro a Whis y este asintió con la cabeza. Yume se aproximó y él le señaló que se sentara en el sillón,se paro delante de ella y con las manos en la espalda se inclinó un poco hacia delante para clavar su mirada en la de Yume.
-la mente humana es muy curiosa-comento Daishinkan poniendo su mano sobre la cabeza de la muchacha-es capaz de dominar al cuerpo para protegerse o huir del peligro.Un plano donde el razonamiento no tiene nada que ver...algo inconciente y que puede llegar a hacer muy poderoso.
La otra mano del Gran Sacerdote, se posó sobre el pecho de Yume, en el lugar del corazón,y un ligero calor se apoderó de aquella zona como de su cabeza para luego sentir algo similar en sus garganta. Las manos de aquel individuo se apartaron de ella después de eso.
-intentesmelo de nuevo. Buenas tardes señorita Yume...
-buenas tardes...¿se-ñor?-le respondió ella y luego se sonrió.
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Mi Sombra no tiene derecho a la noche
FanficLa música ha sido el deleite de los dioses desde tiempos remotos. Nadie queda indiferente al embrujo de esas notas capaces de remover los decidimientos del alma de los hombres y hasta de los ángeles. ¿Qué hay detrás de la perfecta y ecuánime fachada...