Treinta y ocho

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Si su voz tenía un poder tan grande como para dominar o extaltar a los ángeles a Yume, no le era relevante. Ella cantaba porque sólo así podía sentir En plenitud. En la torre en que la obligaron a permanecer,su canto fue la única forma en que podía expresarse y no para otros sino para ella misma. Yume,en el silencio de su voz trabada, exploró su ser por completo. Cada emoción y cada sentimiento,cada pasión y cada deseo,Yume no tenía secretos consigo misma,Yume no sentía vergüenza de lo que anhelaba o lo que le gustaba. No lo pregonaba,pero tampoco lo ocultaba y lo mostraba en su canto que sabía a quién enseñar cómo,cuando y porqué. Ella entendía la tremenda conexión entre la música y los emociones, la memoria y el ánimo de las personas.Ella sabía que la música es capaz de despertar obsesión en quienes la oyen por quién la interpreta. Ella entendía el poder que tenía unir ambas cosas,lo que se siente y lo que se canta, pero se le hacía tan natural que no veía en ello algo digno de ser explicado.

Yume desconocía el peligro al que estaba expuesta si esa energía se desataba estando ella ahí. Tampoco podia imaginar que de estar en algún universo cada planeta en el podía ser borrado,sólo por ser tocado por ese poder. Tampoco sabia que Daishinkan,estaba actuando de escudo entre ella y los ángeles. Yume sólo entendía que ellos estaban alterados por todo lo que estaban sintiendo y debian ser calmados por lo que torno su voz tan suave como pudo,pero sin restarle fuerza,pues necesitaba ganarse su atención  y lo logro. El coro de las caracolas estaba hecho para adaptarse a su voz por lo que también se volvió calmo y dulce.

Whis guardo silencio y se quedó viéndola. Podía llegar a superar la calidad vocal de Yume,pero nunca dotaria a su voz del poder que ella tenía. Sencillamente estaba fuera de su alcance eso don. La voz de la muchacha los llamó a la calma de a poco,muy paulatinamente como si fuera guiando a un ciego por un campo de espinas. Pronto todos sintieron que despertaron de una especie de sueño o trance y tan desconcertados estaban que sólo volvieron a sus puestos. Todo fue tan intenso y veloz que no estaban seguros de si realmente pasó lo que vivieron,mas la huella de aquello que se exaltó seguía palpitando en ellos. Volvieron sus ojos a la muchacha como si la vieran y escucharan por primera vez,luego cuando el suave murmullo de su voz se silencio, sólo aplaudieron para volver pronto a sus universos. Sentían la necesidad de irse,de huir de ese lugar porque tenían la sensación de que por un momento estuvieron desnudos a la vista de extraños. Partieron raudos ignorando que del edificio sólo estaban las butacas y el escenario.

El único que se quedó fue Korn, que estaba parado justo abajo del escenario,mas subió levitando para quedar de pie delante de Yume que lo miro con algo de curiosidad,pues ese ángel jamás le quitó los ojos de encima durante los diez minutos que dura el concierto. Whis se paro detrás de ella,serio y tranquilo, puso su mano sobre el hombro de la muchacha haciendo que esta volteara a verlo.

-su voz me ha conmovido muchísimas,señorita Yume-le dijo Korn apartando la mano de su espalda para tomar la de ella y besarla.

-el concierto término,hermano-le dijo Whis.

-sólo quiero conocer a la diva- le indicó Korn-tiene una voz extraordinaria...digna de los ángeles.

Yume bajo la mirada a su mano,la misma que ese ángel de cabello corto y peinado hacia atrás aún sujetaba. Hizo un movimiento sutil para que la soltara,pero él no lo hizo. La forma en que la miraba también le causó una sensación peculiar a la muchacha. A traves de esos ojos tranquilos,pero insistentes emanaba un deseo famelico,que era percibido por ella y por el ángel a sus espaldas, que la tomo del brazo y tiró de ella para apartarla de Korn.

-fue un gusto verte hermano, que te vaya bien-le dijo Whis intentando hacer que él se fuera.

-cuando me hablaste de la diva, nunca mencionaste este otro atractivo querido hermano-le dijo Korn sin quitarle los ojos de encima a Yume-estoy feliz de que no la hayas acaparado sólo para ti,Whis.

-sólo fue una muestra de que el universo siete guarda mortales extraordinarios-le dijo el ángel poniendo a Yume detrás de él.

-que cruel...una criatura como está no se debería monopolizar-le señalo Korn dando un paso hacia delante-por cierto tú, también me sorprendiste. Supongo que has de haber aprendido de la mano de una persona excepcional ¿fue ella quien te enseño? Tal vez podría hacer lo mismo por mi.

-¡Korn!-llamo Daishinkan-es momento de que te vayas.

El ángel miro a Yume y tras una breve despedida se marchó.

-mi conocimiento de este tipo de música es algo limitado,debo admitir,pero eso que cantó es de su autoría ¿no es así?-le pregunto el gran sacerdote.

-si,asi es.

-bellísimo ¿como la a titulado?

-"la exaltación de los ángeles"- le respondío Yume sacándole una sonrisa a Daishinkan.

-muy apropiado-comento el Gran Sacerdote- los enviaré de regreso ahora.

Lo hizo y así aparecieron en el planeta de Bills. Era pasado la media noche y el dios dormía para suerte de Whis, que se quedó viendo hacia el viejo castillo que adquiría un aspecto tenebrosos por las noches. Cuando volvió su vista a la muchacha está, estaba parada a un paso adelante de él y llevaba su mano hacia su pecho. La apoyo sobre el corazón del ángel y hay la dejó. Podía sentir como aquel músculo resentía el concierto. La mano libre de Whis sujeto la de Yume para apartarla de él y quedarse viendo esa boca que boca que tan mezquinamente le dió un solitario beso la noche anterior.

-¿puedo pedirle algo?-le pregunto Whis-se que está cansada y que acaba de dar la función su vida,pero...quiero oírla otra vez...

Ella aceptó y huyeron a ese íntimo espacio en el último rincón de ese mundo y ahí canto para él,como tantas veces lo hizo, pero esta vez su voz tenía un toque más cercano,como también la actitud de ella que lo hizo sentar en ese diván para poder rodearle el cuello con sus brazos y cantar muy,muy cerca de su oído. Dulce y cálida voz que no tenía otro propósito que encender los fuegos que eran brasas al interior de ese ángel y Yume,sabía que podía hacerlo con un mínimo de esfuerzo,pero prefirió emplear la fuerza embriagantes de sus voz con el ímpetu, de quien quiera arrebatar de forma casi demencial. Le cubrió los ojos con la mano para sumirlo en la libertad de la oscuridad,para que  elevara esos deseos que guardaba y que Yume sabía,los quería soltar en ella,porque ella quería recibirlos.

No se resistió en absoluto a Yume, ni a nada de lo que surgía dentro de él  Así aquello, fuera tan abrasador que le quemara el alma,la carne y el corazón. Llevo sus manos al cabello de la muchacha,era suave como la seda y perfumado,como esa voz ¡esa voz! Fuego de sus quimeras traviesas,oscuras y cándidas que le reclamaban una sola cosa y en un movimiento rápido se soltó de los brazos de Yume, para envolverla en los suyos y hacerla caer sobre él términando el  concierto subitamente.

...
-¿por qué la princesa le da un pañuelo al caballero?-le pregunto Yume a su nana.

-costumbres antiguas,el pañuelo era de ella...

-lo sé y él lo recibe y lo guarda;lo conserva...

-porque le importa ella supongo...

-¿entonces el pañuelo es una parte de ella que deja con él para siempre?

-no sé si para siempre...Lo que importa es que al dárselo él, lo recibió con afecto y lo guardo.
...

Los dedos de Whis,acariciaron los labios de Yume durante un tiempo hasta que esa frase escapo de su boca sin disimular que respuesta esperaba.

-puede pedirme lo que quiera mi diva.-le dijo.

Yume aproximó su rostro al de él y le dió un pequeño beso en la mejilla,luego otro en el costado de la boca y el último en los labios,aunque fue un beso breve.

-se mío,caballero- le pidió ella.

Y él...Lo fue.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora