treinta y seis

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No era la petición que esperaba, pero era agradable de todas formas. Era media mañana y ella seguía dormida. No la iba a despertar. Que descansara todo cuanto pudiera sobre su pecho.
Le era una sensación cómoda a pesar del peso del cuerpo de la muchacha sobre el suyo. Algo nuevo y cálido,pero que también avivaba sus deseos,sin embargo, en ese momento sus pensamientos estaban en otra parte. 

Últimamente sus ideas cambiaban bastante y lo que en un principio comenzó como un desplante de su ego,por poseer a la diva,ahora tenía una intención diferente. Ese concierto muto para él,en el momento en que descubrió su egoísta origen. Ahora se le hacía algo peligroso por muchas razones,pero su padre se había involucrado. Era ya imposible de cancelar y hasta le había exigido llevarlo a cabo.
Las palabras de su padre también le venían causando malestar ¿a que se refería con que prefería que Yume fuera de él? ¿era un consentimiento a..? Por más que pensaba no llegaba a una conclusión que le fuera razonable. ¿de que forma quería tener Daishinkan a Yume? ¿por qué parecía desistir de esa idea? Pensaba y entre más pensaba parecía peor porque terminaba con más y más teorías. Ese era otro problema que tenía; teorizar demasiado.

Tenía bastantes "problemas" después de todo y no le fue fácil aceptar eso,aunque tampoco tenía que obligarse a ser perfecto. Cada ser desarrolla su personalidad,sus males y sus vicios dependiendo de su experiencia personal y en eso él, no era diferente a otros seres;no era distinto a los mortales.
Tenía facetas que mostraba de acuerdo a la situación y a las personas con las que interactúaba,como también caía en la pereza y falta de interés por muchas cosas incluyendo su propio deber.Era orgulloso y su poder y posición hacían de él, alguien caprichoso. Gustaba de ser visto,de no pasar inadvertido,no es que quisiera ser el centro de atención,pero que notarán su presencia. No le gustaba el silencio que establece el anonimato. Tenia deseos tan comunes que podían provenir de cualquier hombre y no se refería sólo a probar los placeres de la carne,sino a otras cosas como ese "reconocimiento"; a ser alguien. Así también deseaba algo tan sencillo como cantar o tener sueños,le gustaba disfrutar de buenas comidas y una taza de té después de aquello. Si,no era tan diferente a los mortales después de todo y a la vez un total extraño entre ellos. Un extraño incluso para sus señores, pero no para ella.

Yume le pidió dormir con él,sólo dormir. Estaba realmente cansada y apenas puso la cabeza en el pecho de Whis se durmió. Llevaba así unas diez horas y podía quedarse así diez horas más,pero ella comenzaba a moverse queriendo despertar, aunque se resistía a hacerlo. Finalmente abrió los ojos y lo primero que hizo fue medio incorporarse para mirar a su alrededor descubriendo que estaba en la habitación de Whis para su alivio.

-buen dia-le dijo el ángel,con su habitual ánimo.

-buen dia-le dijo ella y volvió a la posición en la que estaba.

Parecía querer volver a dormir, mas Whis no la dejo. Debía despertar y prepararse para el concierto. La muchacha se quedó de rodillas en la cama mirando al ángel que le hablaba del asunto con,el ánimo de quien sólo quiero terminar pronto con el algo fastidioso.

-su padre lo convenció de que sólo fuera un aria ¿verdad?-le pregunto Yume.

-pienso que tiene razón. Es mucho más sensato que sólo sea un aria así usted no se expondrá más de la cuenta-le dijo Whis, haciéndole una caricia en la mejilla.

-¿cree que sea una buena idea?-le pregunto Yume,con una leve aflicción en la mirada.

-¿le dijo algo el Gran Sacerdote?

Yume apartó la mirada en silencio.

-es sólo un poco incómodo...saber que...

-¿que su voz puede agitar los sentimientos reprimidos,las pasiones dormidas y los deseos que avergüenzan?-le dijo Whis.

Mi Sombra no tiene derecho a la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora