Reclamarle,eso era lo que quería. Ella era su diva,no la de su padre y por tanto no podía cantar para él,ni para otro sin su consentimiento. Camino sin hacer ruido hasta quedar a unos pasos tras ella,pero Yume no lo advirtió hasta que él,fingió tocer para ganar su atención. Los mielosos ojos de la muchacha lo miraron sin sorpresa y esa infanta boca dejo salir un insípido saludo que Whis,respondió igual.
-¿se le ofrece algo?-le pregunto Yume, al ver que él se quedaba ahí.
-sólo tenía curiosidad por saber cómo le fue con el Gran Sacerdote- dijo Whis,en su tono gentil-supe que fue con él está tarde.
-con él no hay opciones-le dijo Yume con una sonrisa leve.
Whis se sonrió como dándole la razón,en ese punto,y aquello le quitó esas ganas de reclamarle.
-disculpe,pero hay algo más que quiera decirme.
-¿estoy siendo inoportuno?
-es que quiero descansar y con usted aquí ¿es que quiere cantarme una canción de cuna?-comento Yume,a modo de broma.
-podria si usted quiere que lo haga-le dijo Whis hablando en serio-claro que mi voz no es tan virtuosa como la suya.
Se miraron y una vez Yume término de peinar su cabello fue hacia la cama recostandose ahí, como una de esas damas que posan para ser pintadas. Apoyo las manos sobre la almohada y sobre ellas su rostro pálido,un tanto más lánguido de lo habitual. Él la miró un instante, perdido en su la figura caprichosa que adquirió la muchacha,luego sólo comenzó con una nota muy suave que camino entre lo grave y agudo, perfectamente equilibrada.La voz de Whis, no tenía más acompañamiento que el silencio de la noche que la amplificaba, llevándola a todos los rincones de aquel lúgubre edificio.
Al principio no había nada especial en esa voz ya conocida por Yume,que cerro los ojos para entregarse al sueño,pues el canto del ángel era agradable y hasta sonaba dulce,mas de pronto adquirió un matiz más agitante, sin perder la suavidad con la que comenzó.Ahi estaba en plenitud esa voz ilusoria que al oído inexperto o para quien no viera el intérprete,la confundiria fácilmente como la voz de una mujer o un niño. Una voz masculina que podía alcanzar el color femenino e infantil naturalmente,confundiendo a los oyentes. Una voz que estaba escondida y fue pulida, completada e enriquecida por ella,mas aún no alcanzaba todo su esplendor y aún así nadie podría decir que ese contratenor
era un principiante.Ella lo supo desde que oyó ese murmullo faltó de entonación y destemplado,ella sintió esa vibración,esa mezcla mágica que habia en esa voz,pero que estaba descuidada,atrofiada y subvalorada. Era cosa de entrenarla solamente,para llegar a la quimerica interpretación que ahora presenciaba.Whis estaba absorto en su canto, tejiendo las redes para atrapar la atención de esa mujer y tenerla prisionera de él,al menos por un momento. La atención de Yume, no la tenía nadie en realidad,sólo su canto,sólo su pasión que era la música,al menos eso había entendido Whis y por eso,en parte,su afán de alcanzar la perfección de su voz,pues desde hace un tiempo no sólo quería la voz de Yume,sino también que lo viera. Pocas personas lo veían realmente a él,más allá del sirviente,asistente o cualquier título que le pusieran a su labor. La verdad nadie lo hacía y estaba bien,como se había dicho siempre,era parte de la naturaleza de un ángel. Si a los mortales la enfermedad,las dificultades,los problemas domésticos y cotidianos le son tediosos,no les resultan extraños; de la misma forma a un ángel,no le resulta extraño su forma de vivir sus extensas vidas. Cada cosa en ellas es natural,Whis no odiaba su anonimato más que un trabajador odiaria nunca ser recordado por su empleador,sin embargo,esto siempre era igual. Siglo,tras milenio, tras millón de millón de años y él quería ser reconocido de alguna forma,por alguien que lo viera unico,no por ser un ser poderoso o un potencial salvavidas,como sentía que lo veían en la tierra,sino por algo ajeno a todo eso.
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Mi Sombra no tiene derecho a la noche
FanfictionLa música ha sido el deleite de los dioses desde tiempos remotos. Nadie queda indiferente al embrujo de esas notas capaces de remover los decidimientos del alma de los hombres y hasta de los ángeles. ¿Qué hay detrás de la perfecta y ecuánime fachada...