Miro a Yume,que lo veía con un leve temor y se llevó las manos al rostro mientras encorvaba la espalda para inclinarse un poco hacia delante. Temblaba,pero por algo ajeno a la excitación. Tenía que ver con algo que no había notado hasta entonces algo que no era terrible o tal vez si.No estaba seguro.¿Qué edad tenía Bills cuando cayó en sus manos? No lo recordaba,pero era bastante joven. En aquel entonces el dios era un muchachito de aspecto débil y un carácter algo tímido, aunque reaccionaba a la más leve provocación de forma algo violenta. "No tiene pasta de dios" fue lo primero que Whis le dijo y Bills intento demostrarle que se equivocaba retandolo a una pelea,en la que por poco termina muerto,en lo que el ángel considero un simple entrenamiento.Después de eso Bills nunca volvió a cuestionar la superioridad que él tenía,pero tampoco se sintió amedrentado por su humillante derrota. Jamás Whis,se preguntó cómo lo veía su señor o que pensaba de él. Bills era muy reservo. No le molestaba decir que pensaba respecto a algo o un individuo, pero sus declaraciones eran concisas y se guardaba gran parte de los argumentos. Si se trataba de decir lo que sentía, pues eso estaba más que reservado,Bills simplemente no lo articulaba jamás. Silencio era todo lo que obtenía de su señor ante algún cuestionamiento de índole sentimental o bien una declaración falsa,dicha sin interés.
¿Como lo vería su señor en aquel entonces? ¿Habrá sido para él una imagen paternal? ¿un rival al que debía superar? ¿un modelo a seguir? ¿qué impresión le causó él, a ese joven Bills? Probablemente nunca lo sabría, mas de una cosa estaba seguro él, repercutió en Bills,más de lo que se propuso.Si,esa era la verdad, Bills era un reflejo de él,nada más. Por tanto su ineptitud como dios de la destrucción y su actitud respecto a su cargo,eran responsabilidad suya. Tenía que admitir que la suerte del universo no le era motivo de interés,que las vidas en los millones de planetas que lo componían le importaban menos, lo correcto era decir que la existencia misma le era indiferente. Contagio a Bills con su actitud desinteresada,como también con su gusto por la buena comida,algo que en un ángel era ridículo. Pero más importante era el primer punto, pues le revelaba algo que le causó un profundo malestar. Los ángeles no recibían castigo o recompensa por el labor que desempeñaban,pero eso no justificaba esa actitud tan pasiva que mantenía hacia el dios y sobretodo hacia mismo.Esta fue a la primera conclusión a la que llegó Whis y terminó sintiendo algo semejante al fracaso.
Se levantó ayudándose en su cetro y luego camino unos pasos hacia Yume,que lo miraba como un ratón ve a un gato.-lo lamento-le dijo el ángel-no fue mi intención lastimarla ¿puedo ver?
La muchacha miro esos ojos violeta que ahora estaban más calmos y le ofreció un pañuelo que había llevado con ella. Un gesto que Whis no entendio hasta que sintió como el sudor bajaba por el costado de su rostro. Le dió las gracias y lo acepto. Se secó con el sudor,luego le dijo que comiera y que vendría a verla después,pero antes le pidió que le dejara ver que tanto daño le había causado. Yume se levantó un poco la camiseta para enselarle la cintura y la espalda. Las marcas de sus dedos quedaron plasmadas ahí. La observó un momento luego las borro con su cetro y se retiró.
Volvió a esa habitación donde se retiraba a descansar,pero igual que había hecho el día anterior término desnudo en ese estanque para sacarse de encima esa humedad sucia que le era el sudor. Había una pequeña escalera de madera hasta el fondo y en ella se sentó el ángel, para pensar un poco más en todo lo que sucedía con él,mientras oía esa voz. La reacción de su cuerpo era bastante desconcertante.Nunca antes le había sucedido algo así,pero claro está que si tenía un cuerpo físico capaz de sentir dolor o saborear la comida no había nada de extraño en que a través de el, lograra alcanzar placer. Asumiendo esto sólo restaba responder una pregunta ¿cual era el estímulo por el cual su cuerpo alcanzaba ese estado? ¿era la voz de Yume? ¿era su voz y lo tormenta de emociones que alcanzaba por medio de ella? ¿era esa boca que lo estasiaba?
¿por qué se preguntaba algo así?
Los ángeles se podrían definir como asexuales,es decir carecían del apetito sexual,lo que no quería decir que por curiosidad no pudieran hacelo,sin embargo, esa curiosidad era casi inexistente en ellos.Su señor en cambio si experimentaba aquello,pero muy de vez en cuando. Hasta se le había olvidado la última vez que le solicitó salir a buscar compañía femenina. Bills no era un sujeto que necesitará ese tipo de cosas,tal vez lo hacía motivado por alguna otra razón. Aunque le preguntara probablemente le diría alguna mentira o una evasiva. Eran momentos privados en que su señor le exigía se alejara y él se alejaba,mas en una oportunidad volvió demasiado pronto y escuchó más de lo que debió. Pudo irse, pero sintió una curiosidad fría respecto a lo que sucedía al interior de esa habitación. De más está decir que su presencia allí no pasó desapercibida para su señor, quien al salir le dijo que si tenía alguna pregunta la hiciera de una vez,él guardo silencio. Con que frialdad le habló Bills del sexo,pues le dio una explicación que él no solicitó esperando que no volviera a violar su intimidad.
Recordar aquello le molesto porque lo llevo de vuelta a ver a Bills como un reflejo de su persona. ¡Y que pretencioso era su señor! Sin mencionar que sólo destruía mundos porque hacía parte de ser un dios de la destrucción,así mismo él lo cuidaba,entrenaba y controlaba porque hacía parte de su trabajo...a Whis poco o nada le importaba realmente. Él no se involucraba con su universo como Mojito y no sentía apego a Bills como Cus a sus dioses,ni le interesaba conseguir una alta calificación por su desempeño como a Korn. Nunca antes lo había pensado, nunca antes había buscado explicación a sus motivos o desmotivos (si esa palabra existía) nunca antes se había mirado así mismo y ahora que lo hacía se sentía algo atormentado.
Se vistió y volvió con Yume. La joven se había dormido en el diván. Se sentó junto a ella y la contempló,parecía un ave que se había estrellado contra el cristal de una ventana y quedó inconsciente en el suelo. Le aportó el cabello del rostro y descubrió la huellas de las lágrimas que había derramado. Aún era temprano,su señor seguía dormido. Probablemente despertaría pronto,tenía ese presentimiento y claro está que no volvería a entrar en un sueño prolongado muy pronto por lo que tenía que buscar una solución a su pequeño problema.
No podía mantener a Yume encerrada ahí,la joven se enfermería de soledad. Tal vez volvería a intentar quitarse la vida. Con su señor despierto no tenía tiempo para cuidar de ella,mucho menos de oír su voz. ¿qué haría? Sólo había un camino posible,mas debía manejarlo bien para evitar algún conflicto,además Bills no podía impedircelo de ninguna forma ¡ay de él si intentaba ponerle un dedo encima a si diva! Aunque a lo que más le temía no era a que su señor tomará una represalia sobre ella, sino a los cuestionamientos que este podría hacerle y si bien podía refutar aquello con argumentos que aplastarian a los de su señor, a lo que temía en verdad era a quedar expuesto delante de él.
Miro a Yume,miro sus labios y no pudo evitar hacerle una caricia que ocasionó que ella moviera la cabeza,exponiendo un poco el cuello. Los dedos de Whis descendieron hasta ahí y luego se apartaron para recostarse junto a ella y dar una mirada a sus sueños que le eran gratos,mas la bella visión de ella corriendo de niña por un jardín,cambio bruscamente y se volvió un escenario donde ella le cantaba a su padre. En sueños se volteo hacía él,tal vez buscando calor y sujetándose de esos listones negros que usaba Whis sobre la túnica,Yume lloró y lloro gimoteando. Whis la miro fríamente y logrando que ella lo soltara,la cubrió con una manta para retirarse.
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Mi Sombra no tiene derecho a la noche
Fiksi PenggemarLa música ha sido el deleite de los dioses desde tiempos remotos. Nadie queda indiferente al embrujo de esas notas capaces de remover los decidimientos del alma de los hombres y hasta de los ángeles. ¿Qué hay detrás de la perfecta y ecuánime fachada...