«Creo que deberías saber que no te dejaré ir. Pensé que era suficiente, pero no quiero decir adiós. Y creo que deberías saber, es difícil para mí»
Hard for me, Michele Morrone.
Ya saben cómo es: cuando vean el emoji ♬ reproduzcan la canción en multimedia. Disfruten el último capítulo.
Hay un punto crítico en la vida de las personas. Aquel punto marca nuestro destino por completo: el enamoramiento.
Cuando el amor es puro y verdadero, cuando tienes certeza de que la otra persona está para ti tanto como tú estás para ella, cuando la química es intensa y las sensaciones increíbles, entonces comprendes que el mundo tiene sentido. Crees que esa persona se merece todo lo bueno, que un mínimo rasguño a su piel a ti te duele el doble, que su felicidad debe perdurar y su vida tiene que ser eterna.
Y es ahí donde los cuestionamientos comienzan.
—¿Listo? —enuncia Tati recostada en el marco de la puerta de mi habitación.
—Ya.
Los dos meses volaron de mis manos. Aunque intenté atrapar el tiempo entre mis manos y estrujar cada uno de los minutos, la noción de este no es algo que pueda controlar.
Tatiana y yo practicamos con las dichosas armas ninjas durante días. Había cierto momento en el que olvidábamos por qué lo hacíamos y nos divertíamos actuando como en una película de acción. En definitiva, ella causa ese efecto de olvido.
—¡Dios, se ven preciosos! Déjenme tomarles una foto —insiste mamá con una sonrisa.
—¡Mamá! No nos graduaremos, sólo es una fiesta —debato con una suave risa.
—A ver, júntense.
Blanqueo los ojos por ignorarme y hago lo que me pide.
Mis padres han buscado millones de salidas a los problemas que nos envuelven. Quizá podrían funcionar, pero claro que hay una parte que ellos no saben y eso convierte su trabajo en uno inservible.
Con la finalización de una selfie donde le pide a papá que se sume, me inspecciono una última vez en el espejo. Unos pantalones negros marcan mis piernas, arriba llevo una camisa blanca con pequeños detalles en negro y un lindo moño adorna mi cuello. Es un outfit sencillo, lindo y elegido por Amber.
Tati decidió ir por un estilo más atrevido con un vestido rojo largo, de espalda descubierta y con un tajo a un lado de su pierna izquierda. Su maquillaje más fuerte que a diario y su cabello un poco más arreglado.
Mis papás optaron por combinar colores como una pareja de adolescentes emocionados. Sin embargo, no repongo nada porque el plateado les queda muy bien a ambos.
—¿Bianca vendrá o irá por su cuenta? —pregunta mi padre revisando su peinado detrás de mí.
Bianca y yo nos hemos visto un par de veces clandestinamente. Buscamos una salida eficaz para el verdadero meollo del asunto, mas nos rendimos ante un choque de frustración y quisimos enfocarnos en lo importante.
—Ella irá con Ivana —responde Tatiana apacible.
Ivana es de las personas más comprensivas del mundo. Un par de veces fui a la casa de Bianca y ella nos apoyó con tazas de café en la madrugada. Ese gesto me pareció precioso cada vez.
—¡Entonces vámonos!
Todos estamos muy nerviosos por lo que hoy nos espera. Tenemos nuestras propias armas guardadas bajo nuestra vestimenta, un supuesto plan ingeniado que sabemos de memoria y las ganas de combatir para recuperar mi libertad.
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Hasta que llegó Amberly
Teen Fiction"Eres un hijo de puta por ilusionarla" "¿Para qué la besabas si no la querías a tu lado?" "La lastimaste por puro capricho" "Se suponía que era tu mejor amiga, te tendrían que importar sus sentimientos"; acusaban las filosas lenguas que se enteraban...