Métete en mi papel tan sólo por un instante.
Tu mejor amiga ha sido víctima de tus caprichos. La has besado múltiples veces, la trataste como una jodida reina y disfrutaste como nadie los efímeros momentos en los que percibías su compañía.
Pero cuando una hermosa, carismática y comprensiva rubia llega a tu vida, te ciegas, tus ojos se posan únicamente en ella. La ves en secreto, comparten sonrisas que hace mucho no has sentido en tu rostro, charlan acerca de tu fallecida hermana y cómo desearían que regresara.
Alcanzar la idealización de cualquier chica se torna una tarea complicada cuando tu corazón aún quiere resguardarse en la seguridad que te proporciona la frialdad.
Escapar no es una opción, tampoco explicarle a tu mejor amiga el porqué de tu actuar.
La ilusionas, le prometes cientos de cosas bajo la complicidad de una exquisita oscuridad, la besas en cada oportunidad, contemplas su cuerpo rozando cada centímetro de su tersa piel, le susurras las cosas bonitas de su persona y lo bien que te hace al estar en tu vida, le confiesas el irracional miedo al amor que tu exnovia te dejó y le juras que algún día te arriesgarás. ¿No suena ilógico arrastrarla a la tristeza al decirle que te arriesgaste, pero no con ella?
¿Y si esa lógica escondida un día es descubierta? ¿Qué harías para esconderla devuelta?
¿Lo aceptarás o nuevamente huirás?
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Hasta que llegó Amberly
Teen Fiction"Eres un hijo de puta por ilusionarla" "¿Para qué la besabas si no la querías a tu lado?" "La lastimaste por puro capricho" "Se suponía que era tu mejor amiga, te tendrían que importar sus sentimientos"; acusaban las filosas lenguas que se enteraban...