Capítulo 4 | ¿Quieres hacerlo?

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«Tal vez soy muy bueno, tal vez me escape, tal vez estoy por encima de ti, tal vez no debería quedarme, tal vez simplemente no me importa, tal vez hablo demasiado. Pero, nena, estaré allí. Ha sido un poco difícil, he sido un poco duro. Pero tal vez todo el tiempo tengo miedo» 
Maybe, I'm afraid, Lovelytheband

No me consideraba carismático hasta esta mañana.

Merodeando por el pasillo, enganchado del brazo de Amberly, un grupo de chicos se me acercó. Ellos reían y recalcaban lo gracioso que fue mi actuación de anciana. Había caído bien sólo con tres días de escuela.

—Hora de presentaciones —anuncia el joven profesor llevándose una ola de quejidos—. Quiero que me digan su nombre, edad y algo que les guste, ¿sí? Empiezo yo, soy Adolfo, su profesor de arte, tengo 27 años y me gusta... mi trabajo, en verdad me encanta trabajar con chicas y chicos, ya saben, son el futuro. ¿Quién quiere seguir?

La rubia se levanta con una sonrisa espléndida que embelesa a todos. Su mirada recorre el salón hasta hablar con su dulce tono.

—Soy Amberly Fisher, tengo 14 años, me gusta la moda y estudiar. Y antes de que lo diga, sí, me salteé un año por eso soy menor —aclara dando méritos a su inteligencia.

Una vez prometí no involucrarme más con chicas menores que yo porque son muy caprichosas o aniñadas. Amberly es la excepción a todo.

—Oh, una chica lista y bonita —apunta Adolfo caminando entre los bancos—. Rompiendo con los estereotipos, ¿no? —le acaricia la cabeza como si fuera un perrito de la calle y sigue con su camino.

El dedo cae sobre mí esta vez y me levanto obteniendo la atención de todos mis compañeros, quienes esperan expectantes mi respuesta.

—Daniel Lisboa, 15 años, casi 16. Y me gusta Amberly Fisher —confieso dedicándole un guiño.

Una pequeña risa emana de sus labios a la vez que se ruboriza por los "uh" que se alzan en el resto del salón.

—¡Dinos algo que no sepamos! —exclama Fabián sobre las insinuaciones.

Cuando las presentaciones continúan, mi compañera de banco se aproxima a mi oreja para susurrarme.

—No sé si es una gran idea que lo grites a los cuatro vientos, por lo menos hasta que sean una pareja con todas las letras —me advierte cuidando no elevar el tono.

—¿Por qué, Bianca? —curioseo. Soy consciente de que el miedo llega en un atisbo contra mi cuerpo.

—Su ex. Ellos terminaron hace tiempo, pero por si acaso yo diría que no lo estés presumiendo por megáfono. No sé si sentirá celos al reconocerte o si no le importará. Ten cuidado.

—¿Quién es? —pregunto para ser precavido cuando lo vea.

—Un don nadie que también resulta ser muy estúpido —asegura volteando hacia la presentación actual.

Todo lo que veo es su cabello anaranjado y no puedo dejar de preguntarme si él no es un riesgo para nosotros.

No, claro que no. No tiene sentido que me esté cuestionando cuando sé a quién ama.

***

Observarla se ha convertido en una de mis adicciones más secretas y placenteras.

Su perfil, con su nariz tan pequeña y sus delgados labios dulcemente sonrosados. Los cabellos rubios le caen como una cascada por la espalda y brazos. Los extraños ojos que posee se pasean fascinados por el sitio, batiendo sus rizadas pestañas de vez en cuando.

Hasta que llegó AmberlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora