«No tienes que preguntar porque ya estoy ahí, seamos malos juntos, cariño, tú y yo. Seamos malos juntos, aunque sólo sea por un tiempo»
Bad Together, Dua Lipa
La delgada línea entre el amor desmedido y lo tóxico.
Sé que a veces tengo tendencia a caer en lo tóxico; los gritos, los celos e incluso el deseo de desaparecer todo para estar con ella a solas. Sin embargo, estoy tratando de borrar ese comportamiento. De verdad estoy intentando que ningún desliz me consuma para poder seguir con lo bueno que estoy viviendo ahora.
Tengo miedo de arruinarlo, tengo miedo de ir más allá y que ya no pueda regresar.
Lo último que busco es que Tatiana se encuentre nuevamente en la encrucijada de perderme a mí o perder su amor propio. Ella creció tanto como persona en este tiempo, sería injusto.
No quiero arrebatarle esa independencia por un capricho mío, aunque tampoco deseo que se vaya de mis brazos.
—Un minuto más —pido con los ojos cerrados.
Lo medita hasta acceder.
—Está bien. Sólo uno.
Su cabello está desparramado en el colchón, su cabeza descansa en mi pecho y su pierna se encuentra sobre la mía. Las sábanas están revueltas alrededor de nuestros cuerpos, los sonidos de la mañana nos guían a un último día juntos. La sujeto con fuerza y acaricio su rostro como si no la volviera a tener así de cerca nunca más.
—Ya —determina intentando levantarse. Sin embargo, la detengo para que vuelva a su posición anterior.
—No. Un minuto más, el último —ruego haciendo puchero.
—¡Daniel! Llevas diciendo eso hace doce minutos atrás —finge molestia, aunque su tono se convierte en suaves risas.
Se supone que el día de hoy regresará a su hogar. Sus padres comienzan a pensar que algo muy malo está pasando con su salud y a nosotros se nos están agotando las excusas. Decirles la verdad no es una opción, ya pusimos a demasiada gente en peligro por ser honestos.
—¿Sería muy egoísta de mi parte si te suplicara que te quedes?
—Dani, ya hablamos sobre esto...
—Lo sé, pero ya me acostumbré a ti. Me acostumbré a despertar y que estés a mi lado, a hacerte el desayuno, irnos juntos a la escuela, que en la noche cenes con mi familia para que al final del día te duermas en mi pecho —doy un suspiro liberándola—. No quiero que te vayas.
—Tengo que hacerlo —murmura y encuentro una connotación de lamento en sus cuerdas vocales. Sus ojos cafés iluminados por el sol de la mañana se ven más profundos y sé que quiero que me vea de esta manera para siempre.
—¡No irás a ningún lugar!
La puerta es azotada con fuerza por la pelirroja de mi amiga. Su pose con las manos en sus caderas nos demanda que ella tiene la última palabra. Mi primer reflejo es alejarme de mi mejor amiga pensando que se trata de mis padres, pero Bianca no se está enterando de ninguna novedad al vernos así.
—¿Por qué? —inquiero sin comprender el cuadro completo.
¿Desde cuándo entra de esa manera a mi cuarto?
—¡Les mentí, ¿okey?! —exclama desplomándose a los pies de la cama.
—¿Sobre qué? —inquiere Tatiana con un tono semejante al que usan las madres para decir "te lo dije".
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Hasta que llegó Amberly
Novela Juvenil"Eres un hijo de puta por ilusionarla" "¿Para qué la besabas si no la querías a tu lado?" "La lastimaste por puro capricho" "Se suponía que era tu mejor amiga, te tendrían que importar sus sentimientos"; acusaban las filosas lenguas que se enteraban...