Capítulo 39 | Optamos por ganar

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«Puede que sea un chico común con un corazón y alma, pero si eres la única para mí, entonces seré tu héroe» 

Hero, Sterling Knight

Nunca me fié del karma.

Digo, es algo que Julie adora predicar y todos debemos oírla hablar con esa fascinación increíble. Tatiana le creyó hace unos meses, pero yo en secreto guardaba un poco de escepticismo sobre el tema. Es un tanto patético creer que una fuerza nos presiona para que cada quien reciba su merecido. Si así fuera nos convertiríamos en un bucle interminable de golpear y recibir golpes.

Pero ahora el concepto de patético se está quebrando frente a mis ojos, tornando la situación un poco cómica y extraña.

—Pensé que mientras más ayuda mejor, ¿no? —argumenta Bianca sonriendo de oreja a oreja.

Frente a la puerta se encuentra mi pelirroja amiga con la compañía de su madre: Ivana.

—Eso sí que no me lo esperaba —balbucea Tati a mi costado.

—Yo tampoco —expongo estupefacto.

Así que mi profesora de Biología es la madre de mi amiga. Wow, ¿así se sintió Nats cuando descubrió que Rush es mi madre?

—Bueno, ¿cuándo empezamos? —apremia Ivana acomodando sus gafas. Se ve entusiasmada como si fuera una importante misión de película.

Sin decir nada las guío al comedor donde mis padres se encuentran releyendo las cartas que Lucía dejó para ellos.

En la mañana terminaron de leer el documento, pero les dije que esperaran a Bianca para compartir la información que encontraron en él. Desde entonces no pueden parar de leer las palabras que tan dulcemente escribió mi hermana para hacerles comprender el por qué decidió tomar esa decisión y repitiendo lo mucho que los amaba.

Me mostraron la mía mientras desayunaba. La conmovedora carta pudo conmigo y mi café cambió su gusto al soltar la primera lágrima.

Daniel.

Sé que últimamente estás en tu propio mundo, todo te molesta o te daña de la peor manera. Pero eso no quita que quiera que salgas de esta.

El mundo está lleno de catástrofes, que tu novia te termine no puede ser parte de ellas. Tengo fe en que un día la superarás así sin más. De repente se borrará de tu mente y corazón, estarás bien, será tu pasado, se te olvidará. Espera un poco más, no tomes decisiones precipitadas.

Cuida de mamá y papá, es lo mejor que tenemos, no quiero que los abandones ahora. No le digas que son malos porque sabes que no es verdad. Tenles paciencia, es lo justo por lo que nos dieron durante nuestra niñez.

Si algo me pasa quiero que pienses que donde sea que me encuentre nunca te olvidaré (¿entiendes? Porque así es la contraseña del documento... Bueno, ya). Estaré con tus melodías improvisadas pegadas a mi cabeza, tus muecas de fastidio al hablar millones de veces de mi ex bien visualizadas y tus buenos consejos sobre el amor, aunque tú tampoco tengas idea de cómo funciona esa cosa.

Y si terminas envuelto en toda esta mierda que preparó Amberly Fisher, lucha con todo lo que tengas, usa tus mejores armas y nunca te rindas.

Te amo, hermanito, y recuerda que todos tienen batallas, sólo que nosotros; los Lisboa optamos por ganarlas.

—Ma, papá, ella es Ivana, la madre de Bianca. Está aquí para ayudarnos con el plan —la presento con un ademán.

—Tú eres Rush, ¿cierto? —le pregunta mi profesora con una alegría propia— Me han hablado mucho de ti mis alumnos. Estoy encantada de poder hacer algo al respecto.

Hasta que llegó AmberlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora